Siete

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Esa ángel transmitía una paz inmensa,le hubiera gustado preguntarle qué quería o donde pensaba llevarlo,pero estaba sumido en un letargo diferente al del sueño,era el adormecimiento de los sentidos.No se sentía asustado mucho menos tranquilo,pero amenazado tampoco.

-¿quien eres tú?-escucho la voz de Merlot preguntar.

Ginebra lo miro de costado,su presencia no le causó sorpresa y lo veía con desprecio.

-tú debes ser Merlot-le dijo calmadamente-tu nombre es célebre hoy en día.El menor de los hijos de Daishinkan.Todo el mundo habla de ti.

-¡suéltalo!-le dijo Merlot ignorando todo lo que le dijo Ginebra.

El mayor se le quedó viendo con repudio.

-te pareces tanto a él-dijo luego de un momento-es más...son prácticamente iguales,pero supongo que eso es obvio después de todo tú eres sólo los residuos del Gran Sacerdote.

-¡dije que lo sueltes!-exclamó Merlot.

Ginebra salió disparado contra el muro por una fuerza que ni siquiera vio venir o sintió hasta que lo golpeó.Con el impacto solto a Shin que fue atrapado por los brazos de Merlot,que se quedo viendo a Ginebra con furia.

-fuiste tú el que atacó a mi hermano-le dijo-el olor de tu ki es nauseabundo,Ginebra.

-asi que ya te han hablado de mí-comento el ángel saliendo de los escombros de la pared-pero apostaría que no te lo dijeron todo.

Voló directo hacia Merlot y su cuerpo se volvió incorpóreo atravesando al ángel y arrebatandole a Shin de los brazos,luego desapareció dejando a Merlot en un estado iracundo,pero que no le nublo el juicio. Golpeó el suelo con su cetro y proyecto una imagen del universo completo a donde ese sujeto fuera,él iba a encontrarle.

Shin tenía una noción algo lejana de lo que había ocurrido,sabia que Ginebra lo había llevaba volando hacia alguna parte,pero no podía oponerse. El tiempo pareció distorsionarse y cuando finalmente volvió a ser conciente de si mismo,se encontró sentado en una cómoda silla,vistiendo sus ropas y con ese olor dulce impregnado en la nariz. Algo aturdido miro a su alrededor y se encontró con Ginebra de pie recargado contra una ventana de arco a través de la cual se veía el océano.

-me disculpo por traerlo aquí de esta forma,pero dadas las circunstancias no me quedaba otra manera-le dijo-tenemos una conversación pendiente usted y yo ¿lo recuerda?

-sí-respondió Shin con cierta  desconfianza.

Ginebra camino hacía él y al llegar frente a Shin se arrodilló buscando verle a la cara y llevo su mano hasta la mejilla del shin-jin que hubiera deseado poder retroceder,pero en vista de que no podía sólo le gritó que no lo tocara. Los dedos del ángel retrocedieron entonces.

-usted se parece mucho a ella -dijo con la mirada de quien tiene en vista un recuerdo-tiene esa candidez en la mirada que de pronto se vuelve fiereza.Su nombre era Ast,la Supremo Kaiosama del que fue mi universo alguna vez-hizo una pausa y transgredio el límite que el Shin le había impuesto.

Le hizo una caricia en la mejilla con la punta de los dedos y luego fue bajando hasta alcanzar los pequeños labios del Shin-jin que lo veía como una fiera enojada.

-si...usted se le parece mucho-continuo Ginebra-la misma nobleza,la misma bondad;
corazones puros que se agitan con violencia ante la injusticia.
No temen a arriesgar sus vidas en beneficio de los demás y con una moral firme que puede hacer temblar al propio Daishinkan.¡dígame Shin! ¿cree que es justo que ese sujeto ande libre por ahí? ¿es justo que ustedes pasen milenios vigilando sus mortales, para que luego un Hakaishin aparezca y  los destruya en un parpadeó?¿cree que es justo que un sujeto que desconoce la justicia ostente el trono del multiverso? Dígame...¡responda!

Si Shin tenía que ser honesto consigo mismo y responder esas preguntas desde lo más profundo de su corazón la respuesta era simple "NO". Le dolía admitirlo,
pero pese a lo que aún sentía por Bills tenía que aceptar que él, destruía planetas por capricho o arranques de mal humor y tampoco era alguien que tomará en serio su trabajo,de hecho sólo le gustaba disfrutar de los privilegios que ser un dios de la destrucción le brindaba,aunque si tenía que ser justo había otros siete dioses que caían en esa categoría,después de todo por eso ocho universos estuvieron involucrados en el torneo de la fuerza. En cuanto a los Reyeseyes de todo,por supuesto que no le gustaba que esos seres gobernaran el multiverso,los consideraba crueles y egoístas, pero nunca hubiera tenido el valor de admitirlo.

-¿qué quiere de mí?-le pregunto apartando la mano de Ginebra de su rostro.

-quiero que sea mi arma contra Daishinkan o Tannat,como se hace llamar ahora-le dijo-su poder a sido limitado,pero aún así no soy rival para él. Necesito acercarme para poder ponerle fin a su existencia,sin embargo,él advertiria mis intenciones de inmediato.S ólo usted podría acercarse lo suficiente para lograr darle esto-le dijo y le enseñó un pequeño recipiente de cristal que tenía entre sus dedos.

-¡no!-grito Shin y levito para salir de esa silla -yo no quiero matarlo ¡eso no es justicia!

-¿y qué es justicia? ¿no es acaso un castigo por un mal comportamiento? ¿No es la justicia,en parte,una revancha hacia quienes nos han hecho mal?¿no es...

-¡eso es venganza!-le gritó Shin -la línea entre la justicia y la venganza es muy delgada,pero si tuviera que definir entre ambas una diferencia,es que la venganza se hace con odio y la justicia es por amor,por eso debe ser un castigo desprovisto de crueldad y abuso...por eso matarlo no es más que venganza, por que es cruel arrancar una vida.

Aquella respuesta dejo al ángel algo desencajado. No mentía cuando le dijo que que él, le recordaba a aquella supremo kaiosama de nombre Ast, a quien tanto quiso y con quien le fue infiel a Whis. Era casi como si ella estuviera ahí otra vez,pero no era ella;era Shin y ese shin-jin debía estar de su parte como fuera.

-le suplico que me escuche con atención,tal vez termine por comprender mi forma de hacer las cosas,Shin...

Tannat paseaba por aquel mundo que compartía con Zamasu,claro que literalmente el otro sujeto estaba del otro lado del planeta,cuando una presencia que pasaba volando serca de allí lo hizo salir a su encuentro,fue así como se encontró de frente con Ginebra,cargando a Shin en sus brazos.

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