Treinta y cuatro

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Shin,advertido por Ast,sabia el momento en que Ginebra aparecería para poner en marcha todo su plan. Había descubierto una forma de salvar a Tannat,
pero para ello debía resolver un asunto personal antes y cuando lo hizo pudo creer el antídoto del veneno,sin embargo,debia tomar una decisión. No habia suficiente para salvar a ambos, mas Merlot y Tannat eran dos caras de un sólo individuo pese a todo,por lo que Shin podía salvar a ambos si los volvía uno de nuevo. Sus cuerpos físicos eran el principal problema para una unión absoluta así que debió extraer de ellos aquello que se podría definir como alma y la fusionó. Nada de eso hubiera sido posible sin la ayuda de ambos,cuyas mentes estaba intactas sólo que imposibilitadas de salir de la oscuridad. Shin tomó el alma unida de aquellos seres y la puso en el cuerpo más joven,el de Merlot. El mismo que oculto para que Ginebra no lo encontrará,
pues Merlot le había dicho antes que todo pasara, que Zamasu estaba de su lado y que se encargaría de cubrirles. Un cuerpo falso creado por Shin fue lo que Zamasu fingió matar mientras Ginebra le quito el corazón a un cuerpo vacío. Luego tal como lo acordaron,Champa aparecería para dar el antídoto a Tannat y asi este iria al templo de los Zen oh Sama a volver el tiempo a tras y enseñar a los Reyes De Todo lo allí acontecido,
teniendo asi pruebas irrefutables de la conducta de Ginebra.

Ahora todos estaban ahí y los Zen Oh Sama también,como si de una pesadilla se tratase para el ángel que estaba perdido en sus delirios,su mirada era la del abismo de la demencia,una febril demencia dormida hace tiempo y que estallaba subitamente. No dió tiempo de explicar nada a los Reyes De Todo y sólo se abalanzó hacia él en su forma intangible, mas no llegó a tocarlo porque Tannat se lo impedío, formando un escudo de energía entorno a los Zen Oh Sama que lejos de estar asustados,disfrutaban lo que veían. Ginebra retrocedió,los miró como un perro rabioso y voló hacia la puerta llevándose a Shin con él. Bills lanzó la daga hacia el ángel y está quedó clavada en la espalda de Ginebra.

-¿Qué está pasando?-preguntaron los Zen Oh Sama.

-Yo se los explicaré-les dijo Tannat-¡Ustedes! ¿Qué están esperando? ¡Siganlo!

Whis y Bills partieron tras él de inmediato,mientras Tannat volvía su atención a los reyes de todo.

Ginebra volaba por el universo arrastrando a Shin con él y el shin-jin quería intentar convencerlo de que se detuviera y lo escuchara,pero no sabía cómo sin desatar hacia él un ataque de ira que pudiera traerle consecuencias. Pronto desendiron en un planeta pequeño,un punto en que Zamasu y él se encontraban a veces,no fue muy inteligente de su parte,pues la fusión llegó ahí apenas un minuto después.

Ginebra se giró hacia él con los ojos apunto de estallarle en cólera y con Shin retenido entre su brazo y su cuerpo.

-¡Traidor!-le dijo Ginebra-Sino hubieras saboteado mis planes ahora todo lo que existe sería nuestro.

-¡No me culpes!-le dijo-Traicione a mi maestro por finés menos nobles ¿Y creíste que no lo haría contigo? Además... Tú me traicionaste primero,te dije que la única condición era que él no saliera lástimado y fue lo primero que hiciste...

-¡Claro que no! La esencia en su interior sólo se accionaria en presencia de...

-Lastimaste a ese ángel y así lo lastimaste a él ¡Por extensión todo lo que él ama es intocable para mi! ¡Eso incluye a los humanos! Pero no tengo porqué darte explicaciones a tí...¡Ahora déjalo!

-¿Crees que puedes darme órdenes? Yo soy quien tiene el control aquí,Zamasu...

La mirada de Ginebra se desvió un poco y miro tras la fusión a Whis y Bills aparecer,se sonrió al verlos,con desprecio y delatando sus malas intenciones.

-Que bueno que todos estén aquí reunidos así tendrán un puesto en primera fila...-les dijo casi delirante.

-Rindete de una vez,Ginebra...tú ya no tienes donde escapar-le dijo Whis -Mi padre está ahora dando pruebas de tus acciones a los Zen Oh Sama y tu sentencia será dada prontamente...

-Ese maldito de Daishinkan-rio el ángel de la cicatriz-Siempre se sale con la suya.Me quitó a Ast y Anís,pues bien yo le quitaré a él y a ti,Whis algo que aman también...Este pequeño Shin-jin.

-¡No te atrevas!-le gritó Whis.

Un mínimo ademán hizo Ginebra por agredir a Shin cuando un humo azul broto del pecho del ángel,específicamente de algo que llevaba colgando al cuello,un humo azul que se volvió centenares de mariposas que envolvieron a Shin y lo alzaron fuera de su alcance,el supremo kaiosama quedó suspendido a unos metros de él sostenido por aquellos seres que revoloteaban a su alrededor. Shin parecía inconsciente cuando alzó su rostro hacia Ginebra.

-Basta Ginebra-le dijo el Supremo kaiosama-Por favor...Te lo suplico...Detente...

Fue obvio para todos que alguien estaba hablando a traves de él y ese alguien era Ast. Ginebra no podía creerlo,pero era la voz de ella bajo la de Shin.

-Algunas vez tus intenciones fueron nobles,mas rompieron el balance de la existencia y fueron terribles las consecuencias para todos.Tu odio te arrebató todo y tu propósito se ensució,por favor,te lo imploro ya no lastimes a nadie más-le dijo y las mariposas desaparecieron.

-¡Cállate! ¡¿Cómo te a treves a hacerte pasar por Ast!-grito y se fue contra Shin.

Whis intento detenerlo,pero con esa maldita forma intangible sólo lo atravesó. Bills intento darle un golpe en el pecho y pasó lo mismo. Fue tan rápido que ninguno tuvo tiempo de efectuar otro movimiento y Shin aún no reaccionaba del todo. Las intenciones de Ginebra eran claras,mas no contaba con que Zamasu se cruzará en la última milésima de segundo y recibiera el golpe mortal que iba dirigido al Supremo Kaiosama.

El cuerpo de Zamasu quedó un instante detenido en el aire para ir a caer a los brazos de Shin,que lo sostuvo esos breves segundos de vida que le quedaban...

-Finalmente...Hice algo bueno-dijo y sonriendole a una imagen que sólo era el delirio de su muerte,cerro los ojos y su cuerpo se desintegro con una expresión de paz.

Aquel que asesino a sangre fría a millones de seres vivos,no tibuteo en dar la suya por él único ser que le importaba,asi caía Zamasu ante los ojos confundidos de su demencial verdugo y la mirada conmovida de Shin y la fria,pero respetuosa se Whis,mientras Bills apartó la vista para contemplar aquello que le quitó a Ginebra y sostenía en su mano.

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