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Estaba sentada en una esquina, con al menos cinco botellitas de agua a mi alrededor y unas 20 bolsas, sin bromear, de diferentes marcas de diseñador.

Me sentía un poco cohibida por la cantidad de cosas lujosas y caras en este lugar, Gucci era una de las tiendas favoritas de Harry, y ahora entendía un poco más el porqué.

Esta tienda era majestuosa, todo brillaba y estaba tan pulido que no querías tocar nada. Me daban ganas de tenerlo todo, yo tenía unas cosas de marcas así, pero todos eran regalos de cumpleaños de parte de mis papás o colegas de la empresa, incluso tengo unos pocos comprados por mi, pero aún así, era abrumadora la cantidad de dinero que Harry estaba gastando en todo esto.

Estaba tan distraída en mis propios pensamientos, que cuando escuché el sonido de las pláticas levanté la cabeza y eso causó que observara por una vitrina, si, porque aquí todo estaba resguardado tras una vitrina, unos botines de tacón grueso y alto, de cuero y al rededor de los tobillos unos diamantes cuadrados lo decoraban.

Me levanté para verlos mejor, cuando llegué los estuve observando de cerca, por la planta del pie estaba el decorado de una serpiente y rápidamente me acordé de Taylor Swift, eran completamente negros, eran perfectos... hasta que vi el precio.

25,000 pesos... Já.

Eso costaba mi computadora, demonios.

Hasta ahora yo había decidido llevarme un solo anillo, era una pequeña flor de color rojinegra, preciosa, mas que con eso se había terminado algo de mi dinero, ouch.

—¿Te gustan?

Brinqué y me volteé rápidamente, mis brazos volaron hacia mi espalda baja y me reí nerviosamente, tratando de calmarme respiré profundo.

—N-no. Diablos, Harry, me asustaste—, le mentí para que no me preguntara si las compraría y traté de cambiar el tema, a lo que él respondió con un levantamiento de cejas y se acercó para verlas, frunciendo el ceño para examinar el tacón más alto y el más bajo.

—Se me ocurrió que a Gemma se les verían muy bien, solo que no se si a ella le gusta más el tacón alto o el otro más bajito.

—Creo que a ella le gustará el más bajo, no es de usar zapatillas altas—, le sonreí complacida y me acerqué a abrazarlo por detrás, mis brazos tensándose a su al rededor, dejé un besito en su omóplato y suspiré, hasta que volvió a hablar. —Más tú si eres de usar altas... ¡disculpe!, ¿podría traerme un número que le quede a la señorita?

Me separé de él rápido y la muchacha me miró los pies, rápidamente caminó en busca de ellos y yo lo miré preocupada, que vergüenza.

—Harry, no se te ocurra, por favor.

—Hannia, amor, ya me pagaste la cena, deja que te las compre.

Me separé de él y me crucé de brazos, ¡claro que no era lo mismo!

—Harry, una cena de 1,500 a unos zapatos de 25,000 es muy diferente, es demasiado. Y no me siento cómoda gastando tu dinero, y menos una cantidad así.

De pronto sus largas piernas caminaron hacia mi y sus brazos me tomaron de los antebrazos, su mano me acercó por la cintura y su rostro estaba muy serio.

—No quiero sonar presumido ni menos narcisista, pero tengo muchísimo dinero, Hannia, no sabes la cantidad de miles que gano cada hora, y puedo hacer lo que quiera con el, puedo donar millones, puedo comprar propiedades, comprar regalos, a mi familia y amigos, y ahora, quiero comprarle esas botas a la chica que me gusta, tú, y puedo hacerlo solo si tú me dejas, no es nada, para mi no es nada, pero significaría mucho que tuvieras algo que yo te he dado, olvídate del monto, de verdad me gustaría regalártelas.

Su pecho estaba bajando y subiendo rápidamente de tanto hablar sin parar, y sus ojos veían con intensidad hacia los míos, y en lo único que me pude concentrar de todo lo que dijo, fue "la chica que me gusta, tú"

—Es la primera vez que me lo dices así, Harry.

Su rostro mostró confusión, pero después sonrió dándose cuenta de su desliz y me abrazó por completo, sus brazos cerrándose en mi cintura, apretándome hacia él, mientras mis manos se recargaban en su pecho.

—Es cierto, me gustas, y debería decírtelo más seguido, Hannia.

Sonreí emocionada y tiré los brazos a su cuello, riéndome muy feliz por ello, a la vez que escuchaba su risa a través de su pecho, la vibración más bonita que había sentido.

—Entonces...¿me dejas comprarlas?

Mordí un poco mi labio y luego lo solté, suspirando ruidosamente y asentí un poco feliz por este gesto y un poco triste por hacerlo gastar.

—Te verás genial en ellas. Te lo prometo.

—Bueno, tanto dinero tiene que servir de algo ésta vez, ¿no?

Horas después habíamos recorrido toda la maldita plaza, más de treinta bolsas nos seguían y mías eran cuatro, los regalos de navidad de mis padres, hermano y Harry.

Los guardaespaldas de Harry nos ayudaban a subir todo a la camioneta cada vez que comprábamos algo nuevo, al parecer tantas bolsas de parte de él eran regalos de navidad para toda su familia.

—¿Cómo celebran la navidad ustedes, Harry?

—Bueno, normalmente llevo a Mamá y antes a Robin de vacaciones... a veces Gemma viene también, normalmente no la paso con ellos, pero este año nos reuniremos todos, ¿y tú?

—Lo celebramos en la casa de mis abuelos, un año pasamos navidad ahí y cuando llega el Año Nuevo la pasamos en casa de mis abuelos maternos, y el próximo año invertimos, somos demasiados y es lindo recordar todo lo que haya pasado durante el año.

Ya era de noche y recorrer el centro de la ciudad era genial, los autos pasaban, las personas, las luces, el cielo estrellado, todo era tan bonito.
Me acerqué más a él, tomando su antebrazo con mis dos manos y suspiré profundamente, no sintiendo todavía que esto me estaba pasando a mi.

—Esto se siente bien, hace tiempo no salía a conocer una ciudad, como turista, claro.

—Mhmm, si. Es lindo.

***

La mañana siguiente todos salimos a desayunar a un restaurante de comida tradicional, y fue un poco incómodo ya que habían personas tomando fotos y Harry se levantó a saludarlas, aunque si me sentí poco mal porque habían interrumpido su horario de comida, pero él regresó con más energía y todo fluyó con normalidad.
Fuimos a varios museos, a galerías de arte, exploramos el centro de La Ciudad y comimos helado, Harry se estaba comportando como todo un caballero y yo no podía estar derritiéndome más por él.

—Entonces, Harry, dices que te gusta el golf, ¿no?

Mi padre y Harry se miraron mientras el último sonreía y asentía con la cabeza.

—Si, me gusta mucho, aunque no soy tan bueno, pero lo disfruto.

Eran las pequeñas pláticas que habían entre todos, y cada una traía una risa a mis labios, jamás había conectado alguien tanto conmigo y con mi familia, y me sentía tan bien de que fuese Harry con el que estuviese pasando.

his fame | harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora