¿Cerezas? o ¿Naranjas?; omegaverse Aristemo.

Uno.

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Narra Temo:

Mi reloj de muñeca marcaba las 8:30 en punto cuando mi alfa apareció en la puerta de mi casa de campaña vestido con una camisa tipo polo en color azul marino, jeans y sus tenis blancos.

Traía una de sus manos escondida tras de su espalda mientras me miraba de arriba a abajo haciendo que me sintiera cohibido, tenía miedo de que no le gustará el atuendo que había escogido para esta noche.

No era una persona que se guiará de las últimas tendencias en moda para vestirse pero esta noche quise hacer una excepción y antes de que Ari llegará le había marcado a Meli para que juntos escogiéramos algo especial para mi cita.

Meli me había amenazado diciendo que si no usaba lo que ella había escogido, me dejaría de hablar á lo que no tuve más opción que aceptar.

Llevaba un crop-top de color negro junto con unos jeans de mezclilla rotos y unos tenis blancos, hubiera preferido vestirme con mis camisas de manga larga como lo hacía usualmente pero de ser así, Meli me dejaría de hablar, aparte; ella aseguraba que tenía que ser más aventurero.

-Amor, yo te tengo una sorpresa pero creeme cuando te digo que el sorprendido soy yo.- Hablo por fin Aristóteles después de 5 minutos mirándome de arriba a abajo.

-Me veo ridículo, lo sé.- Baje mi mirada de forma avergonzada a lo que Aristóteles se desplazó con rapidez hasta estar á mi altura y con su mano levanto mi mentón logrando que lo mirara a los ojos.

-Usted señor López es el ser humano más guapo que existe y quien diga lo contrario, le parto todo su arcoiris.- Comencé a reír por el comentario de mi novio para luego acercarme y besar sus labios con ternura, me hacía tan feliz estar á lado de alguien tan especial como Ari.

-Para ti.- Cuando nos separamos puso frente a mi un lindo arreglo floral de rosas rojas que lucían preciosas.

-Muchisimas gracias, pero ¿Cómo?.- Pregunté confundido.

- Lo que hace estar guapo y tener encantó.- Respondió Ari logrando que revirara los ojos.

Las rosas eran mis flores favoritas, y Ari lo sabía, me encantaban sus colores variados y sus distintos significados.

-En fin, como te dije; te tengo una sorpresa, así que por favor señor López, déjeme vendarle los ojos.- Él saco de su bolsillo trasero una venda la cual me colocó sin darme tiempo a oponerme para después susurrar en mi oído.

-Hoy será un día inolvidable.-

Ari tomo mi cintura desnuda para jalarme con delicadeza llevandome a su merced pues al no tener conocimiento del camino, él estaba cargo.

Casi todo el trayecto nos la pasamos en silencio, él me acariciaba despacio y mi piel se erizaba a lo que él reía y besaba mi mejilla diciendo que aún no llegábamos.

De pronto Ari me soltó para después decir.-Puedes mirar.-Y al quitarme la venda vi lo más lindo que alguien había hecho por mi.

Desde donde me encontraba se podía admirar un bello lago en el cual se reflejaba la luna, la cual estaba redonda y gigante acompañada de un sin fin de estrellas, el agua lucía tranquila y en la orilla había una manta cuadriculada con varias almohadas encima y una pequeña cesta en la parte superior de la manta.

Lleve mis manos a mis ojos para limpiar las lágrimas que se habían escapado de estos mismos.

-Mi amor, ¿Por qué lloras?.- Ari corrió preocupado hasta donde estaba para enrrollarme en sus brazos dandome suaves besos en mi coronilla.