Narra Temo:
-¿Me tienes miedo?.- Susurro Diego contra mi oído arrinconandome ala pared de el salón.
Comencé a sollozar, tenía tanto miedo. Diego jamás parecía cansarse de lastimarme, de hacerme sentir mal. Vivir con el aquí era un infierno, uno que sólo me había tocado por ser un omega.
-Nunca podrás huir, aunque ¿Sabes? Eres muy bonito.- Bajo su rostro a mi cuello aspirando mi olor.No podía gritar, no podía golpearlo y correr, no podía resistirme, no podía suplicar para que se detuviera; Sólo podía dejar que el miedo me consumiera al grado de convertirme en un manojo de lágrimas.
-Es una verdadera lastima que seas un omega.- Golpeó mi estómago con su puño haciendome caer de rodillas al suelo.
Se alejó de mi cuerpo sin antes dejarme más en claro lo anterior:
-Es una pena.-Me desperté de golpe, sudando por el sueño que había tenido preguntándome si algún día podría dejar ese pasado que me atormentaba atrás.
Me incorporé con lentitud apoyandome en el respaldo de la cama para acto seguido apreciar mi habitación, admirando cada rincón de esta misma.
Pensaba en Meli, en Diego, en mi mamá, en mi papá pero también en el. En Aristóteles.
Sonreí recordando sus rizos traviesos caer sobre su frente mientras esos ojos almendrados te miran con tal profundidad que sientes como si pudiera leer tu alma.
Pensaba también en lo que le había dicho su papá, pensaba en la primera vez que nos vimos recordando aquellos fuertes dolores de cabeza al tocarlo por primera vez.
Y si, ¿Si era mi destino? ¿Qué pasaría?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por los toques en la puerta de mi habitación.
-Pase.- indique mientras volteaba para ver a quien tocaba la puerta.
Era mi Papancho.
-¿Estas bien, hijo?.- cerró la puerta tras de el mirándome con aquella preocupación tan notable en su campo visual.
No quería causarle problemas a mi papá, no quería verlo sufrir, ya bastante tenía con haber visto morir a sus dos esposas.
- Si papá, sólo necesito acostumbrarme.- El se sentó al lado mío tapándose los pies con la manta que me cubría.
Pasó su mano por mis hombros para acariciar mi cabello.
-Yo siempre te amaré hijo, sin importar lo que digan los demas. Tu eres mi orgullo y como te he dicho muchas veces: entre las nubes negras, tu eres el arcoiris.- Suspire, mi Papancho siempre sabía que decir.
Beso mi cien mientras desacomodaba mi cabello para después alejarse y tomar algo que aparentemente había dejado en mi mesita de noche cuando entró.
-Hace raro llego el Sófocles con esta bolsa para ti.- Era una bolsa café que tenía una leyenda escrita en la parte frontal de la bolsa.
Mi papá volvió a besar mi cien para después despedirse y salir por la puerta dejando todo en total silencio.
- Espero te guste Temo.- Leí despacio antes de abrir la bolsa descubriendo como contenido dos donas de chocolate.
Sonreí ante tal gesto de dulzura, tenía unas inmensas ganas de salir y agradecerle en persona pero ya era tarde y seguramente ya estaba durmiendo.
De igual forma me calce los zapatos y acomode el cuello de mi camisa que estaba desordenado por los roces de la cama.
Salí de mi cuarto gritándole a mi papá que saldría ala tienda y el me contestó que no me tardará, por lo visto estaba en la cocina alimentando a los mellizos.
Cerré la puerta tras de mi volteando a ambos lados encontrandome con un pasillo vacío y en silencio.
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¿Cerezas? o ¿Naranjas?; omegaverse Aristemo.
Fanfiction¿Por qué tu olor me es tan relajante? ¿Por qué tus ojos son tan profundos? ¿Por qué cerezas? ¿Por qué naranjas? ¿Por qué tu? ////////////////////// Los personajes son propiedad de Televisa, la trama es totalmente mia. Espero les guste. ¡Arriba A...