¿Cerezas? o ¿Naranjas?; omegaverse Aristemo.

Amor y Pecado.

Narra Aristóteles:

Si me preguntaran el por que amo tanto a Temo, no encontraría la manera adecuada de explicarlo, tampoco existiría la forma de ejemplificar las razones y a duras penas podría darle a entender a quien pregunta la razon, por que, justo ahora, teniéndolo frente a mi, sonriendo despreocupado, tranquilo y en paz, rodeado de toda su familia y mi familia, quienes cuentan historias mias y suyas de cuando eramos niños, sigo sin comprenderlo, pero lo hago, lo amo con una pasión desmesurada, con un amor incontrolable, con una devoción casi religiosa, con el deseo profundo de rozar su piel y la parsimonia absoluta de tocar sus labios.

Quizas el culpable de dicha locura por él, sean sus bellos ojos que igualan la luz de los astros o quizas sean sus labios sabor a fresa, aveces pienso que el responsable es su tersa piel, que me recuerda a las nubes, logrando que cada que mis dedos la toquen me sienta flotando en el cielo, aunque tambien podria tratarse de los lunares en su piel, que se conectan haciendo las mas complejas constelaciones, pero sin duda, si me preguntarán el por que soy capaz de pecar de dicha manera, el culpable sin duda, segun mi razonamiento, seria su cuerpo, su esculpido cuerpo, una creación divina entre Venus, Afrodita y Eros, quienes juntos crearon el pecado personificado en un ser de luz, como lo es Temo.

Por que recuerdo las palabras de Pancho, cada una de ellas, la forma en que describía a Temo como la luz misma, como el brillo del mundo y los colores del horizonte.

Y cuanta razón tenía, Temo es luz, es el sol mismo, resplandeciente en el cielo, y justo ahora, se encontraba iluminando la habitación mientras las estrellas de su cielo le admiran con un orgullo indescriptible, con una devocion santa y un sentido de protección mortal.

Por que yo mismo lo habia sentido, y cada alfa de la familia de Temo tambien, podia percibir su olor amargo colarse en la habitación cada que le toco o le tengo cerca, por que intentan cuidarlo, proteger a su sol, a su guía.

Y yo, me comprometía a cuidarlo, a ser su guardián, a ser el ser con la capacidad suficiente para entregarle todo y que jamas, le falte absolutamente nada, por que soy capaz de dar mi vida por él, soy capaz de morir a cambió de un solo roce de su piel.

Quiero ser él ser divino capaz de amar a Temo, con el permiso de todos aquellos que buscan su bienestar, bajo la bendición del universo y lograrlo cuando los planetas se alineen, crear la magia junto a él, ejemplificar el amor y el pecado, por que si amarlo me lleva al infierno, seria condenado a vivir en él, el resto de mi vida.

Despues del buen momento que pasamos con mi familia y con la tropa López, mi familia se fue a dormir y Pancho camino junto a los López hasta su departamento para ver como iban a acomodarse, mi tia dijo que les podía rentar un departamento pero Pancho se negó alegando que todo entraba en un jarrón sabiendolo  acomodar.

Entonces mientras todos los López se acomodaban, Temo y yo, fuimos hasta su habitación y nos quedamos por un buen rato acostados en su cama mirando el techo, Temo tenia su cabeza recostada en mi pecho y yo jugaba con sus apenas notables rizos.

-Me gustaría que siempre fuera así.- Dijo en un suave murmullo.

Gire mi cara para mirarle, sus bonitas y espesas pestañas rozaban sus pómulos con cuidado, su respiración era pausada y con la poca fuerza de voluntad que le quedaba intentaba no quedarse dormido.

-A mi también.- Le dije acomodando mi cuerpo para poder admirarlo.

Él junto sus palmas y las acomodo muy cerca de su rostro, sus piernas se contrajeron y sus labios se entre abrieron delicadamente, se habia quedado dormido. 

Su respiración era lenta, y en cada exhalación el aire caliente chocaba con mi rostro, sus cabellos se movían por el aire artificial del ventilador, puse una mano en su fina cintura y la acaricie haciendo circulos por toda su piel.