Excursión.

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Contenido explícito ✔

Narra Cuauhtémoc:

Oscuridad.

Siento su aliento rozando mi desnudez.

El pánico me envuelve, no puedo gritar.

El aprieta mi cuerpo y toca lugares que no tiene permitido.

Siento mis lagrimas correr por canales que se pierden.

-Jamas podras deshacerte de mi.- Susurra.

-Me quiero morir.- Logro decirle con la voz rota, quebrada como mi espíritu.

-Ni la muerte podra alejarte de mi.-

Es el fin.

-Temo, mi amor.- Unos suaves toques me sacan de aquél lugar espantoso.

Abro mis ojos y las lágrimas salen desprendidas como cataratas, arrojando todo a su paso.

Ari me mira con compasión, me toma entre sus brazos y me aprieta contra su pecho.

Dejo salir todas mis lagrimas, mi frustración, dejo salir todo el dolor que mi alma se empeñaba en guardar.

Ari se mantiene callado, acariciando mi cuerpo, logrando que poco a poco mis alaridos de dolor se reduzcan a simples espasmos.

Cuando por fin me calmo, me aleja de su pecho y limpia el residuo de las lágrimas que caían por mis mejillas, se acerca y besa mi frente con cariño.

-Ya paso mi cielo, aquí estoy para cuidarte.-Me susurra al oido mientras toma mi cintura.

La acaricia formando pequeños circulos por toda la extensión de mi piel, yo me recargo en su pecho y tallo mi nariz como un gatito.

-Te amo, ¿Lo sabes?.- Asiento aun contra su pecho.

-Eres el niño mas dulce ¿Lo sabes?-. Volví a asentir contra su pecho.

-No quiero que estes triste, haré todo lo posible y hasta lo imposible para que seas feliz ¿Lo sabes?.- Asenti nuevamente.

-Todos pondremos de nuestra parte para que brilles, Tami.- Levante mi rostro y la vi.

Meli estaba recargada en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho.

Mis ojos se volvieron a llenar de lagrimas, ella sonrió y se acerco a nosotros, Ari le dio espacio y los tres nos abrazamos, la necesitaba tanto.

-¡Mel! ¡Me alegra tanto que estes aquí!.- Le dije en cuanto nos separamos.

-A mi me alegra estarlo Tami.- Reí por el apodo, ¡cuanto la había extrañado!.

-Gracias por venir Melisa, es un gusto conocerte.- Le dice Ari mientras extiende su mano en su dirección.

Meli sonríe con una calidez inhumana, sus ojos le analizan y exclama.- Por fin tengo el gusto de conocer al gran Aristóteles.- Ari sonríe y separan sus manos.

Meli me toma el rostro y besa mi frente, pestañea dandome a entender que esta conmigo, se levanta y se retira sin antes tirarle una mirada a Aristóteles que no logro descifrar.

-¿Quieres hablarlo?.- Me pregunta y me tenso inmediatamente, la garganta se me seca como si nunca hubiera tomado agua.

-No ahora, perdoname Ari.- El sonrie sin mostrar sus dientes y acaricia mi mejilla.

-Entonces, quiero que tu día mejore, por eso, tengo una sorpresa para ti.- Sonríe y me pide que lo acompañe.

Tomo su mano y lo sigo fuera de mi habitacion hasta el comedor donde está toda mi familia y algunos integrantes de los Córcega.

¿Cerezas? o ¿Naranjas?; omegaverse Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora