Aveces el amor, no lo es todo.

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Narra Aristóteles:

Temo no había venido a la escuela hoy, se había mantenido en su casa para guardar reposo. Aunque no era nada grabe, Pancho prefirió que descansará.

Estaba parado justo en la entrada de la escuela, mirando fijamente a las personas pasar. El guardia que cuidaba que nadie se saliera o alguien desconocido entrara me miraba con sospecha. No quería entrar, siendo sincero. Sólo quería irme.

Sabía que Temo quería que dejara pasar por alto lo que Ben había hecho pero no podía, tan solo pensar en verlo sentado con su sonrisa de imbécil sin un rasguño hacía que mi alfa gritara con desesperación. No quería dejar pasar esto por alto, enserio no quería.

Con un pesado suspiro avance con pasos cortos hacía la entrada con rumbo al baño, tenia la necesidad de mojarme la cara.

Avance entre la multitud de alumnos que buscaban sus salones y al llegar al baño entre en silencio y con la mirada gacha, jugueteando con mis dedos.

Cerré la puerta y capte el sepulcral silencio en que cual este estaba sumido, abrí el grifo de la llave y me pase las manos mojadas por el rostro una y otra vez.

Me quede viendo mi reflejo por un largo instante, gotas de agua recorrían mis mejillas y caían de mi barbilla al suelo.

Recargue mis manos en la barandilla de el lavamanos y moví mi tenso cuello de un lado a otro hasta que conseguí que tronara. A lo lejos escuche la campana sonar y suspire, volví a mojar mis manos para salir del baño pero antes de cerrar el grifo, la puerta se abrió bruscamente y al volverse a cerrar apareció Ben, quien al verme dejo asomar su sorpresa, sin embargo, con rapidez la oculto bajo su manto de imbécil.

La sangre se me calentó de inmediato y intente calmarme recordando la voz de Temo pidiendo que no hiciera nada.

-Veo que no te quedaste cuidado al fenómeno de Cuauhtémoc.- Esto iba a ser más difícil de lo normal.

-Y yo veo que no traes a tu perro contigo, ¿Donde lo dejaste amarrado?.- Ben entorno los ojos y camino hacia el otro lavabo.

- Aristóteles, deberías darme las gracias. Te hice un favor.- Pensar que Ben posiblemente lo dejaría pasar y continuaría con su vida sin molestar, era mucho.

-Un maldito favor debería hacerle yo al mundo y acabar contigo.- Pronuncie apretando mis manos con fuerza.

-¿Y quien te detiene?.- Pregunto mientras se paraba de frente a mi.

- Cuauhtémoc, y su enorme corazón me detienen.- El reviro los ojos y los aparto.

-Desde que Cuauhtémoc llegó a la escuela no haces nada mas que hablar de él, estar con él y verlo a él. ¡Por dios! ¿No te das cuenta que Cuauhtémoc es un parasito?.- Pero.. ¿que carajos?

-¿Y a ti que? ¿Que tanto te importa si estoy o no con Temo? ¿Que no tienes una maldita vida en la cual fijarte?.- Ambos estábamos cerca, yo chispeaba del coraje inhumano que sentía. La voz de Temo seguía en mi conciencia susurrando: "Violencia atrae Violencia Ari".

Ben pareció atragantarse con el aire y sus ojos se tornaron rojos de furia.

-Claro que tengo una maldita vida en la cual ocuparme, pero no soporto verlos juntos.- Volvió a repetir y aunque la voz de Temo aún se reproducía con insistencia, no pude evitar meterle un empujón que lo hizo trastabillar y casi caer al suelo.

-Vuelvo a repetir: ¡Que te impoeta!.- Ben se paro y me estampó contra la pared a nuestras espaldas.

-¡Maldita sea, me importa por que te amo Aristóteles!.- Lo empuje a como pude y lo vi tomarse del cabello con rudeza y jalarlo. No podía hablar, solo podía verlo perder el control.

-No soporte verlo con tu marca ayer, no soporte saber que lo amabas lo suficiente como para pasar tu vida a su lado, no soporte saber que el te tenía y yo no, ¡Maldita sea, no soporte que fueras suyo! ¡No lo soporto, queria matarlo! ¡Quería acabar con él para que tu volvieras a estar solo! ¡Maldita sea, si yo no te puedo tener, nadie mas puede!.- Un escalofrío me recorrió enteró y quise correr pero mis piernas no respondían.

-Estas enfermo.- Me escuche decir y él me miro, sus pupilas dilatadas y perdidas. Sudaba y de la nada comenzó a reír despiadadamente.

-Lo sé.- El comenzó a levantarse y entre en pánico, quería correr pero por primera vez en la vida, tenía miedo. Tenía terror de no saber como proteger a Temo de este hombre jodido y enfermo.

Él volvió a acercarse y me miró con asco.

-Si alguien se entera de lo que te acabo de decir, te juró que cumpliré mi promesa.- Me empujo y salió hecho una furia. Yo respire y regrese a sostenerme del lavabo, abrí el grifo y me moje el rostro, una y otra vez.

Me miré al espejo y admire mi reflejo, pálido y tembloroso, pensar en perder a Temo en manos de ese animal me dejaba angustiado y perdido. Me dejaba ahogado.

Camine despacito, escuchado a mi alfa ansioso por correr hacía Temo y no separarme de él. Camine entre los pasillos vacíos y ahí lo vi, a Ben entre su grupo riendo y gritando, en cuanto se encontró conmigo, sus ojos se apagaron y se quedaron quietos, su risa desapareció y con una ceja alzada, entendí que no mentía.

Mataría a Temo si yo decía algo.

Me pregunté mientras lo veía alejarse, aun con su rostro de advertencia, ¿Por qué el amar a alguien podía llegar a complicar tanto las cosas? ¿Por qué no podía ser libre al amar a Temo? ¿Por que el amor no podía ser suficiente para que nos dejaran ser felices?

¿Por que?

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Dejare esto y me iré con lentitud a desaparecer por otro mes 👀

Nah, es mentira. No se enojen, yo los amo mucho mucho. ❤

Con amor, Litzy.

¿Cerezas? o ¿Naranjas?; omegaverse Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora