Dormido.

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Narra Aristóteles:

Lo primero que siento al abrir los ojos, es el potente olor a medicamentos.

La luz blanca de la habitación me ciega y me obliga a cerrar los ojos.

Cuando mi vista se acostumbra a la luz del espantoso lugar en el que me encuentro, me enderezo para inspeccionar todo a mi alrededor.

Las sábanas azules cubren mi cuerpo pero su calor no me ayuda en absoluto para intentar aplacar el frío del aire acondicionado.

En mis brazos hay mas de una aguja insertada suministrando algún tipo de medicamento.

El sonido del aparato que lee los latidos del corazón es lo único que hace eco en toda la habitación.

Intento recordar el motivo por el cual estoy aquí logrando que la realidad me golpee directamente en la cara.

Temo está en coma.

Sin pensarlo tanto me arrancó cada una de las agujas que tengo en el brazo, al hacerlo un fuerte mareo me entorpece.

El brazo me arde por la irrupción de la agujas.

Un chirriante sonido invade mi sentido auditivo, se escucha tan fuerte que podría jurar que se escucha en todo el hospital.

No sabía que significaba tal sirena, no sabía si estaba llamando a alguien o algo malo pasaba, todo mi raciocinio estaba centrado en encontrar a Temo.

Camino en dirección a la puerta y justo antes de poder tocar el picaporte, la puerta se abre dejando ver a una enfermera con el rostro deformado, totalmente aterrorizada.

-¡Oh por dios!.- Dice antes de intentar obligarme a que regrese a la cama.

Antes de que pueda salir por la puerta observó de reojo que la enfermera oprime un botón que emite otra alarma igual de fuerte que la anterior.

Alzó la vista y observó a Robert corriendo por el pasillo en mi encuentro.

Al mirarme en su rostro aparece la misma expresión que la de la enfermera.

-Tienes que volver a la cama.- Me dice tomando mi brazo con cuidado para volver a guiarme hacía la habitación.

Pongo mi cuerpo rígido y me obligó a hablar sin importarme mucho cuán lastimada se encuentra mi garganta.

- No, tengo que encontrar a Temo.-

Mi primo aprieta los labios y niega suavemente.

- Si entras, te llevaré a verlo.-

Me volteó y camino con desesperación ingresando de nuevo a la habitación encontrando a la enfermera.

Robert amablemente le dice que puede retirarse, que el se hará cargo de mi, ella se despide y se va, cerrando la puerta tras ella.

Me siento en la cama mientras Robert acerca una mesa con gasas y alcohol la cual se encontraba muy cerca de el aparato que mide los latidos del corazón.

Toma las gasas en silencio y las remoja en alcohol, prosiguió a limpiar mis heridas con sumo cuidado.

-¿Puedes llevarme ahora con Temo?.- Pregunté mientras el seguía con su labor.

-Temo está muy delicado, no se si te haga bien verlo.- Mi corazón comenzó a golpear duro contra mi pecho.

-Necesito verlo.- Le digo con fuerza.

- Ari, Temo tiene quemaduras de tercer grado en ciertas partes de su cuerpo las cuales están muy expuestas, con cualquier acercamiento podría contraer una enfermedad, hace poco intentaron retirarle la respiración artificial y su cuerpo reaccionó muy mal, tuvo una convulsión que empeoró todo.- Un peso gigante se alojó en mis hombros, sentía que todo esto había sido mi culpa.

¿Cerezas? o ¿Naranjas?; omegaverse Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora