Capítulo 40

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Dos semanas tortuosas y bipolares, demasiada largas a la vez confusas habían transcurrido

Sasuke estaba demasiado estresado, harto de toda la situación que se estaba desarrollando alrededor de Sakura, sentía que sus manos estaban literalmente atadas ¿Qué podía hacer frente a la falta de comunicación de su novia?

Estaba más hastiado y confundido que nunca, pero no terminaría con ella, la amaba, la adoraba. No podía concebir la idea de romper su relación con ella, una con la que tanto esfuerzo le había costado forjar

Definitivamente no estaba entre sus planes, no obstante, las circunstancias lo mantenían bajo demasiada presión con el ánimo por los suelos

—Sasuke, hermano, estoy hablándote —la voz de Jūgo lo sobresaltó

—Lo siento Jūgo, no estaba prestando atención —farfullo Sasuke mientras jugaba con la pajilla de su batido de vainilla

—Sasuke ¿estás bien? —preguntó su amigo muy preocupado

—Ya sabes Jūgo, la situación de Sakura me tiene al límite, estoy harto de su actitud, pero sé que algo sucede ¿entiendes? Me siento presionado, no sé qué le pasa, sé que tengo que ayudarla, es como estar ciego y de manos atadas... —musitó mientras tomaba un sorbo de batido— Y tampoco terminaré con ella

—No tengo idea que puede sucederle, la conoces más que yo —respondió Jūgo dando un suspiro

—Es algo relacionado con su familia, estoy seguro ¿Qué más puede ser? —preguntó Sasuke. Se rascó la cabeza, estaba desesperado

—Tienes que averiguarlo sea como sea Sasuke, es el único consejo útil que puedo darte

—Mhm... lo intentaré, no me daré por vencido ¿Van asistir a la fiesta de Naruto esta noche? —preguntó Sasuke

—Claro, a las nueve

—Está bien, iré con Sakura, te veo allá

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La tarde se pasó volando, Sakura había aceptado asistir a una fiesta junto con Sasuke, al menos podría escapar por unas horas de su horrible realidad, aunque sabía que la tortura podría acabar muy pronto, para bien o para mal la decisión ya estaba hecha.

¿Qué otra cosa podía hacer? Nada, solo podía escapar, huir como una maldita cobarde, todo su valor se había esfumado, desapareció tan fácilmente al igual como su vida

Se maquilló ante el espejo, tapando las marcas de algunos golpes que tenía en el rostro, tuvo que maquillarse los rasguños de sus brazos, no quería preocupar a Sasuke, no deseaba que su sufrimiento fuese compartido con él.

Esta era su última oportunidad de amarlo como se merecía y no iba a desperdiciarla, rápidamente termino de arreglarse. Observo por la ventana de su habitación hacia el inmenso cielo oscuro que se vislumbraba por la noche

¿Por qué tenía que pasarle eso a ella? Se sentía tan mal, su dignidad no existía, tampoco parecía existir lo que se llamaba valentía ni siquiera poseía la capacidad de refugiarse o pedir ayuda. Estaba aterrada, no quería que nada malo le ocurriera a Sasuke

Como le habían dicho, no era más que una persona débil y egoísta, ni siquiera se le paso por la cabeza pedirle ayuda a Sasuke, no deseaba angustiarlo, aunque inconscientemente lo estaba haciendo.

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