9. Cita o, no cita. Parte 2.

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Alaska

La comida la disfruté más de lo que pensaba, al principio no sabía como comenzar una buena conversación en la que los dos la disfrutáramos, pero platicamos un poco de lo típico borrando ese silencio incómodo que tanto me molesta.

Los gritos y personas que bailan en la pista dan una vibra bastante positiva, un chico acaba de dejar de cantar y ya es el tercero. Admito que quiero pararme y cantar, pero no sé si Leseth sea capaz de acompañarme.

Observo la manera en la que bebe su refresco, realmente esa acción tan simple se ve bien en él o tal vez yo la veo bien.

Suspiro.

Vuelvo mi vista al escenario y es mejor arriesgarme a quedarme con la duda así que me levanto y Leseth se percata de ello, parece confundido cuando estiro mi mano.

—¿Quieres cantar una canción conmigo? — pregunto, porque no quiero obligarlo.

O tal vez un poco.

Tengo que acercarme para que pueda escucharme por sobre la música.

Deja el vaso de refresco en la mesa.

—¿Cantar? — pregunta, confundido—. Yo no canto en público... nunca...

Deja la oración inconclusa.

Le ofrezco mi terrible, pero efectivo puchero acercándome aún más.

—Es divertido—trato de persuadirlo—. Yo no soy la mejor cantante, vas a divertirte.

Duda.

—No vas a hacerlo solo—comento—. Al menos haremos el ridículo juntos.

Observa el escenario.

—¿Conoces Bad Liar de...? —pregunta y mi sonrisa aparece.

—Sí, sí, me gusta—murmuro—. Aunque es un poco triste, pero me agrada, vamos, vamos—canturreo.

Lo sujeto del brazo para subirnos al escenario.

Camino hasta el chico que supongo que coloca la melodía y le hago saber cuál, por fortuna sí es la persona que busco y se encarga de colocar la canción.

Los primeros quince segundos solo es la melodía, como quiero que no huya decido comenzar yo y todas las personas dejan de hablar. Sé que mi voz no es mala y mayormente es porque iba con Adán a las clases de canto, así que no me intimido.

El segundo estribillo se lo dejo a Leseth y me quedo maravillada por su voz, es simplemente perfecta, no es grave tiene una voz suave que te invita a cerrar los ojos y dejarte llevar, irónico porque la persona dueña de la voz no es así.

Cuando llega al coro decido unirme.

Así que mírame a los ojos, dime qué ves.

Paraíso perfecto, desgarro en las costuras

Desearía poder escapar.

No quiero fingir ¿Por qué lo haces Leseth?

Desearía poder borrarlo.

Siento como el público canta con nosotros y me acerco más al castaño, que parece más relajado. Sonrió apartando su cabello de su frente sin dejar de cantar y sintiendo demasiado.

Mi corazón se acelera cuando rozo su mejilla, pero no quiero asustarlo y termino alejándome para terminar de cantar.

Y se siente bien.

Bajo La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora