Leseth.
La puerta fue cerrada con paciencia y el ofrecimiento de sentarme llego a ser silenciosa. Él se colocó en su silla.
El escritorio era gris en un tono suave, las paredes con el tono simple (blanco), decoraciones sin llegar a ser demasiado personales, pero aun manteniendo una historia. Lo que más sobresalió de esta habitación fue esa libreta negra gruesa con un bolígrafo dorado.
—Buenos días Leseth Marshall.
—Buenos días— murmuré tratando que el miedo hacia donde llevara esto no se notara.
James me ofreció una sonrisa cordial mientras entrelazo sus manos.
—¿Cuál es el motivo de tu visita, Leseth?
—Sinceramente...— guardé silencio un momento, apartando la mirada—, supongo que tratar de arreglar lo que llevo arrastrando por años.
—Así que arrastras algo, crees que debe ser algo pesado, ¿no?
Afirme en un gesto pequeño con la cabeza.
—El doctor Oliver hablo un poco conmigo—comenta sacando una hoja—¿quieres comentar algo, ahora?
Trague saliva.
Sabía perfectamente que información le brindo Oliver.
—El intento de suicidio, las marcas los problemas familiares, supongo que son bastantes cosas.
—Pero todas tienen una solución.
No respondí.
—Realmente antes de venir ya había hecho una pequeña evaluación, sin embargo, nada me aseguraba que era real. Necesitaba verte y me complace que hayas aceptado venir, por voluntad propia.
Hablamos un poco más, con un poco de esfuerzo coloqué de mi parte tratando de comenzar a armar el rompecabezas que es mi vida, en algunas partes me logré seguir y cambié de tema porque no me sentía listo para llegar a la peor parte.
Solo logré contarle cosas alegres, no estaba listo para soltar la oscuridad.
Después de una semana donde tuve dos sesiones con él estamos en el ahora. En ese pequeño frasco que parece burlarse de mí y aunque una parte de mí lo intuía no estaba listo para verlo.
Mis ojos viajan hasta el frasco que me entrega.
Alzo mi mano hasta que mis dedos puedan rozar el frasco y me hago más pequeño al saber que tengo que consumirlo.
¿Tan mal estoy?
Caíste en las drogas, Leseth ¿Qué esperabas?
Cierro mis ojos un momento notando como mis manos tiemblan.
Ha pasado una semana desde que Alaska me dejo en este lugar, donde he venido antes del trabajo, el mismo tiempo que no la he visto.
Las mismas horas que he dejado de consumir esa droga aun cuando una parte de mí deseaba consumirla.
En las noches, resistir se vuelve mucho más difícil, cuando estoy solo siento como si lo necesitara.
¿En el trabajo?
Estoy más irritado de lo normal y después me termino disculpando.
—¿Qué efectos secundarios voy a tener? —pregunto agarrando el frasco por fin.
—Dolor de cabeza, problemas para dormir, náuseas, temblores.
—¿Todo eso?
—Al ser la primera vez que vas a medicarte puedas presentar alguno o varios, sin embargo, será al principio hasta que tu organismo lo acepte.
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Bajo La Lluvia
Teen Fiction"Te envió lejos, pero al mismo tiempo no puedo soltar tu mano" Ella es el sol. Él es la tormenta. Juntos forman un arcoíris de canciones, creando una amistad o tal vez es más complejo que eso... Leseth no desea vivir. Alaska ama sonreír. Su zozobra...