34. El primer paso para la verdad.

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Capítulo 34

Alaska.

Le brindo un sorbo a mi taza de café observando a mi mejor amiga más de lo normal, los últimos dos meses la siento extraña, la conozco demasiado para saber que trae algo entre manos.

—¿Cómo estás con tu novio? —me pregunta, en cambio, jugando con su taza de té.

Suspiro.

—Bastante bien, el trabajo lo consume demasiado—hago una mueca recordando que se fue demasiado tarde ayer—, pero está sanando, eso me tiene tranquila y feliz.

Ella me sonríe.

—Me alegra saber que tienes a alguien que te valora y está dispuesto a mejorar por ti. Es lo menos que mereces.

—Gracias por confiar en mí—musito—, todos de la banda están un poco intensos con Leseth, a veces me molesta eso.

—Solo tú sabes, sí, Leseth es bueno para tu vida—comenta dándome un apretón en mi mano—, nadie más tiene porque opinar de ello.

—¿Seguirás con este suspenso? —pregunto con una ceja alzada—, te conozco perfectamente Carolina.

Ella me observa un minuto, creo que parece pensar las palabras exactas que me dirá.

—Estoy saliendo con alguien—comenta de pronto, soltando la bomba así nada más.

—¿Eh? ¿Quién es?

Se muerde su labio inferior.

—No lo dije antes por qué era reciente y de hecho no fue fácil aceptar todo lo que sentía por él—susurra distraída—, traté de reprimir todo lo que sentía, pero él no ayudaba y entonces no logré detenerlo más.

—Seguro vale la pena—murmuro.

Ella me sonríe.

—Completamente y será incómodo, pero te aseguro que no lo planee ni nada y...

—Hablas como si salieras con mi hermano—bromeo y al verla en silencio agrando los ojos escupiendo el café—¡Estás con mi hermano!

—¿Qué? ¡No! —grita también provocando que algunas personas nos vean—, hablo de Mason, maldición.

Dejo la servilleta donde estaba limpiando mi desastre y detallo a mi amiga.

Mason y ella... Carolina y mi mejor amigo...

—Sí, sé que es raro todo, pero...

—Es inesperado—comento, pero le sonrío—, sin embargo, estoy feliz. Merecen ser felices.

Ella parece más tranquila.

—¿No estás molesta?

Niego.

—Tu felicidad nunca será una molestia para mí, Carolina.

...

Hace dos horas que dejé a Carolina en su restaurante, el mismo lapso que llamé por última vez a Leseth, pero no me ha contestado.

Observo el reloj desde mi teléfono que marca las doce del mediodía, todavía tengo una hora para volver al trabajo, así que me desvió para ir a su hogar.

Pocas veces he pisado ese lugar, siempre dice que todavía no está listo y varias veces me ofrecí para ayudarlo, al final del día soy diseñadora de interiores, pero se negó por completo.

No entendía su postura, pero la respetaba, era su espacio personal y no me correspondía meterme si no lo deseaba. Admito que eso era un poco triste, no tendría por qué serlo, pero supongo que los humanos tenemos sentimientos sin alguna explicación, solo están ahí. Sea correcto o no.

Bajo La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora