Leseth.
Entrar al lugar es nuevo para mí, nunca fui a una fiesta de preparatoria. Con esfuerzo la gente me hablaba.
Y mayormente era para burlarse.
El alcohol se respira en cada esquina, la gente va y viene de un lugar a otro. Los empujones me hacen sentir nervioso porque eso significa contacto.
Contacto que detesto.
Las personas saludan a Alaska todo el tiempo, diciendo lo hermosa que se ve o halagando su cabello. Algunos hombres se acercan demasiado y estiro su muñeca para apartarlos.
¿Por qué se acercan?
Algunos solo me saludan con un asentimiento de cabeza, otros—mayormente hombres—, me miran mal.
Y eso juega con mis nervios.
Alaska se voltean y se alza de puntitas para susurrar en mi oído que ira por algo de beber, quiero acompañarla, pero desaparece demasiado rápido y no pienso moverme en este lugar que me libra de gente.
Ella llega con una sonrisa y dos bebidas, me ofrece una y solo es refresco y eso está bien para mí.
—¿Te sientes incómodo? —pregunta Alaska acercándose demasiado. Me apoyo mejor en la pared y bebo de mi bebida un momento porque el calor es insoportable.
Sí.
—No—aseguro—, solo la gente me marea—no miento en ello porque es algo real.
Ella me sonríe.
Sujeta mi mano entrelazando sus dedos con total confianza y nos alejamos de la gente, caminamos hasta el jardín de esta casa.
Algunos están en la piscina, otros bebiendo sin control y teniendo unas escenas bastantes incómodas si soy honesto.
—Podemos beber aquí—dice ella con una sonrisa sentándose en una banca—, siéntate, chico pecoso.
Hago una mueca ante el apodo, pero obedezco.
Observo el cielo con algunas estrellas.
—¿Puedo recargar mi cabeza en tu hombro? —pregunta ella con inocencia.
—¿Siempre me vas a preguntar?
—Solo la primera vez—asegura ella. Asiento y se acomoda a mi lado—, hueles a café.
Sonrío de lado.
—Estoy todos los días en la cafetería que ya no percibo el olor—comento.
Observo su cabello, realmente es bonito. Acerco mi mano y sujeto un mechón entre mis dedos. La música parece lejana, dejo el vaso aun lado concentrándome en sus cejas, en la curvatura de su nariz, cada vez que le da un pequeño sorbo a su bebida que si trae poco alcohol.
Alaska es una obra de arte que merece ser apreciada.
Y no por su belleza, es más complejo que eso.
Es su forma de sonreír, su manera de hablar sin parar, su entusiasmo por cosas mínimas y su energía.
Ojalá nos hubiéramos conocido en otras circunstancias Alaska, sería fácil enamorarme de ti.
Termina su bebida dejando el vaso aun lado, alza su cabeza y me sonríe.
—Deberías ir a bailar—comento señalando el lugar.
—Estoy cómoda aquí—dice acurrucándose más.
—Es una fiesta.
—¿Y?
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Bajo La Lluvia
Подростковая литература"Te envió lejos, pero al mismo tiempo no puedo soltar tu mano" Ella es el sol. Él es la tormenta. Juntos forman un arcoíris de canciones, creando una amistad o tal vez es más complejo que eso... Leseth no desea vivir. Alaska ama sonreír. Su zozobra...