Alaska.
Mi timbre suena, lleva haciéndolo por más de media hora. Debí prohibirle la entrada.
—Alaska necesitas escucharme—Ruega. El silencio es demasiado.
Limpio mis lágrimas de nuevo.
No me muevo del sofá.
—Tengo las llaves de tu departamento—comenta—, pero quiero que me abras, necesito que decidas escucharme.
Estoy tan cerca de la puerta, tan lejos de querer saber la verdad. Volví a mirar esas fotos hasta que mis ojos sangraron, no logré parar las comparaciones.
Me destrozaron.
Ella es más bonita, tiene unas curvas perfectas, nariz bonita y...
Observo la puerta, sé que está ahí. Me está esperando.
Me levanto del sofá, abro la puerta.
Parece feliz al tener el acceso, pero termina cuando me ve, trata de tocarme el rostro, pero me aparto.
—Puedes darme mis llaves—ordeno extendiendo mi mano.
No lo hace.
Me giro caminando hasta el sofá.
—Puedes dejarlas en la mesita, después de eso quiero que te vayas. No digas nada.
—Alaska.
—Deja las llaves—repito.
No obedece, se acerca y sus ojos caen en las fotografías.
—Eso... eso no... Puedo explicarlo.
—No necesito una explicación—susurro.
—Cariño—no me muevo—. Mírame por favor, todo tiene una explicación, esto no es lo que...
Le muestro las demás fotos, las estampo en su pecho con molestia.
Exploto.
La bomba explota.
—¿Crees que soy idiota? Me dirás que esto es falso, ¿crees que voy a creerte? ¿A ti? Un Mentiroso compulsivo, ¡Felicidades, Leseth te llevas el premio del mejor actor! —aplaudo con amargura y una risa que se escucha histérica —. Vete. Ahora.
—Linda.
—Vete Leseth.
—No, no puedo irme sin explicarlo, no puedo irme.
—No quiero escucharte. Vete.
—Amor, tienes que escucharme—súplica.
—¿Dónde estabas? —pregunto viéndolo directamente a los ojos.
Tienes una oportunidad, Leseth. Por favor no nos destroces así.
—En casa, yo... yo estaba en casa.
—¿Fuiste con el psicólogo? —pregunto y traga saliva.
—Yo...
No dice nada, se queda en silencio solo observándome.
—Estoy bien.
Lo empujo.
—Vete, ahora. No quiero verte más.
—Alaska.
—Vete, ¡eres un maldito cobarde! ¡Eres un mentiroso! —golpeo con fuerza su pecho, lo hago tratando de sacarlo de mi vida, de arrancarlo de mi corazón.
Sujeta mis muñecas con delicadeza, me retuerzo en su agarre.
—¡Eres un idiota! Un maldito cobarde, ¿algo fue real en estos tres meses?
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Bajo La Lluvia
Teen Fiction"Te envió lejos, pero al mismo tiempo no puedo soltar tu mano" Ella es el sol. Él es la tormenta. Juntos forman un arcoíris de canciones, creando una amistad o tal vez es más complejo que eso... Leseth no desea vivir. Alaska ama sonreír. Su zozobra...