Alaska.
Mi parte optimista siempre aposto por Leseth, que en algún momento abriría su corazón conmigo y me diría lo que tanto he deseado escuchar por estos meses, aunque... esa parte que sigue sintiéndose insegura tenía miedo a esperar demasiado, que en un momento me diría que no y mi corazón quedara destrozado.
Por más que finja que esas inseguridades de mí yo de hace tres años no existen, siguen ahí ¿lo peor? Surgen sin avisar hasta llevarse todo lo bonito.
Como ahora.
Después de ese beso todo fue raro al principio, ambos tratamos de colocar de nuestra parte y pedimos pizza para poder ver una película y pasar tiempo juntos, sin embargo, a la primera oportunidad fui al baño.
Donde me encuentro ahora con las manos en mi rostro sintiendo que es un sueño y nada es real.
¿Realmente me quiere?
¿Él depositó su confianza en mí? Cuando tiene nula hacia las personas.
¿Realmente...?
Una parte dice que es imposible, que no seré suficiente para él, esa que siempre he cargado desde que esa persona lo dijo sin pensar en el daño que me provocaría.
¿Qué debo hacer ahora?
Siento una gran responsabilidad y al mismo tiempo amor, porque él decidió abrirse conmigo, confiar en mí.
Mi teléfono suena. Observo el número y me sorprendo al ver que es Carolina la que me habla.
—Hola—musito sintiéndome insegura por como hablar ahora.
—Hola, corazón—musita ella y las ganas que tenía de llorar incrementan.
—Te extraño—murmuro con una pequeña sonrisa—, te extraño demasiado.
—Lo sé, fue una pelea muy tonta—dice ella y niego. Ambas estuvimos mal.
—Fue culpa de ambas.
Ella no lo niega.
—¿Podemos vernos mañana para desayunar?
—Sabes que sí.
Silencio...
—Descansa, ricitos.
—Descansa amor de mi vida—murmuro como siempre le decía.
Cuelgo y es un respiro que no esperaba, pero me alivia tenerlo.
Me observo en el espejo, me abrazo mis inseguridades repitiendo que realmente soy suficiente para recibir amor.
Para creer que pueden amarme porque lo valgo.
Respiro profundo y abro la puerta con cuidado.
Leseth viene del pasillo con la caja de pizza en mano y me da una pequeña sonrisa, me acerco.
Deja la caja en la mesa ratona y me sostiene el rostro.
—¿Estás bien? —pregunta y ese hecho solo me hace querer llorar.
Miras eso, Alaska, claro que te quiere. Le importas y mereces eso.
Escondo mi cara en su pecho sintiéndome una tonta por llorar por algo estúpido, pero él no me dice nada al contrario me abraza con más fuerza.
—Pasa que a veces...—me detengo un momento.
Mis problemas son estúpidos a diferencia de los suyos, lo mío es algo superficial.
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Bajo La Lluvia
Fiksi Remaja"Te envió lejos, pero al mismo tiempo no puedo soltar tu mano" Ella es el sol. Él es la tormenta. Juntos forman un arcoíris de canciones, creando una amistad o tal vez es más complejo que eso... Leseth no desea vivir. Alaska ama sonreír. Su zozobra...