38. Corazón roto.

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Alaska.

Nadie sabe lo que significa superar un corazón roto y armarlo, la idea está tan romanizada que cuanto te enfrentas a ello es sin una guía.

He tenido corazones rotos con anterioridad, pero ¿Por qué se siente como si fuera la primera vez? Siento como mi corazón está partido en trocitos y todos se los llevo él.

Me dejo vacía.

Me hizo perderme, no sé donde está la Alaska que tanto le costó salir del hoyo y donde empieza la Alaska que se formó para él.

Estoy segura de que la persona que necesita ayuda la pasa difícil, pero ¿la gente a su alrededor? También se rompe, también llora cuando lo hace, también tiene noches sin dormir por miedo.

Tres semanas que no volví a saber nada de su existencia, las personas a mi alrededor no han comentado nada, como si tuviera un letrero en la frente que dice prohibido hablar del tema.

Alzo la mirada al ventanal, odio los recuerdos de este lugar, no me di cuenta hasta ahora que lo dejé entrar a mi vida sin reservas, sin miedo, solo dejándome llevar.

Odio saber que otra persona me volvió a hacer sentir desechable y poca cosa. Odio más permitirlo una vez más.

Es mi culpa.

Dejo la taza de té, no he vuelto a tomar café desde hace tres semanas.

Limpio mis lágrimas de nuevo, porque no tengo otra opción, caerme por alguien una vez ya no está en la lista de opciones.

...

Septiembre.

Envuelvo mis brazos juntando todos los planos de los últimos meses, tengo a Isela con mi bolso y café en mano. Es el segundo de la semana.

Seis meses trabajando en el proyecto de Italia, donde el cuarto mes fue el más complicado y me costó salir de la cama por...

Respiro, abro la puerta encontrándome con Dylan, que tiene una sonrisa paternal.

Incluso su anillo de casado lo presume desde la semana pasada.

—¿Lista?

Le sonrió, sostengo con fuerza los papeles.

—Más que lista.

Parece satisfecho y me ayuda con algunos planos para que me sea más fácil. Entramos a la sala de juntas, junto con la clienta que viajo desde Nueva York para formalizar esto.

Le sonrío.

Por supuesto que investigue sobre Kali Relish, mejor conocida como la reina de Nueva York y no, no bromeo cuando digo que es malditamente exitosa y gana más de lo que yo gano al año.

Es poderosa, intimida con su traje azul marino y corbata.

Es joven y bonita, de cabello rubio y una estatura de modelo.

Mis manos sudan cuando Dylan deja su introducción y me cede la palabra, no tartamudeo, soy buena en eso de hablar en público, pero sí me siento un poco... inquieta.

Media hora hablando sin parar y contestando a las únicas tres preguntas que hizo, creo que ella me hizo dudar de mi existencia misma.

—Es innovador—habla Kali, se acerca a su guardaespaldas o lo que sea que es de ella y le susurra algo.

—Hemos trabajado meses en ello.

—Sí, me comento algo tu primo de eso—habla ella algo desinteresada—, es cursi, pero hogareño. Solo necesita un poco más de color oscuro, creo que no fue suficiente.

Bajo La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora