Capítulo 1.

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Dame una oportunidad, dame un momento, alguna clase de misterio — The Killers.


Me levantó, salgó de la cama y comienza mi vida.

Sé que para los demás suena muy aburrido, y eso que aún no has terminado de leer esta historia, pero es que realmente no tienes que leer mucho para darte cuenta de ello y llegar a la conclusión, de que yo Gabriella Martínez Valero, soy la chica más aburrida del mundo.

Porque lo soy, lo sé, lo admito.

Soy aburrida.

Todos lo dicen, mi hermana menor, mi madre y mi abuela, hasta mis vecinos creen que me falta algo más en mi vida, todos a mi alrededor opinan que mi vida es súper, mega, aburrida.

Palabras de ellos, no mías.

Aunque tienen razón, hasta yo lo digo, ¿porque? Porque sería hipócrita de mi parte no hacerlo.

Tan aburrida es mi vida que nunca hago nada destacado y por supuesto nunca salgo de la rutina.

Así que después de comer mi desayuno lo más rápido que puedo, salgo a encontrar con un viejo conocido, mi trabajo.

Soy asistente en una Universidad muy prestigiosa de México, la Universidad del Norte de México, o mejor conocida por sus siglas UNM.

Además es sumamente costosa y es difícil entrar en ella y solo un semestre ahí, vale más que mi departamento, la casa de mis padres y que todas las casas de la cuadra donde vivo.

Así que me conformó con ver la vida de los estudiantes que pueden pagar este lugar, a través de una pequeña ventanilla, que es por donde atiendo a la gente.

Llegó por fin al trabajo, checo con mi huella digital en el viajo aparato de la pared que nos recuerda a todos y cada uno de los trabajadores que no importa lo que hagas, eres suyo por las próximas ocho horas de este día.

Dejó mis cosas en un pequeño gabinete debajo de mi escritorio y con ello me dispongo a comenzar mi día laboral.

Te lo dije, mi vida es muy aburrida.

Pero si quieres, sigue leyendo, porque ésto se pondrá mucho peor. Sí no me crees solo espera el remate.

Llevó puesto el uniforme tradicional de la escuela, sí, ellos no se conforman con ponerles horrendos uniformes a los estudiantes, sino que también su personal administrativo tiene que llevarlos.

Pantalón beige de vestir, hecho a la medida, blusa verde menta, que a veces es verde olivo o verde esmeralda, y es que ese es el color del escudo de la escuela, beige y verde esmeralda, aunque cuando esta deslavado más bien parece verde menta, y por último un chaleco beige horroroso que me molesta en las costilla cada que lo cierro.

No está demás decir que realmente odio mi atuendo. Por eso siempre me rebelo en contra de él.

Por ejemplo, lo normal sería llevar el chaleco siempre, pero yo lo llevó solo los lunes de la manera correcta, y los demás días solo lo dejo abierto, lo cual va en contra de las reglas del código de vestimenta de la escuela.

Pero a mí no me importa, estos cabrones ya tienen mi alma, pero jamás tendrán mi voluntad.

Y bueno, el resto del atuendo lo tengo que llevar me guste o no.

Sí, hasta aquí llegó mi rebeldía. Así de patética y aburrida soy.

Trabajo en una oficina compartida con dos mujeres más dentro. La primera es una señora de nombre Lucía y la otra es una chica, la cual es mi mejor amiga aquí, su nombre es Alexandra, aunque también me llevó bien con Lucía, pero no es la misma comunicación que con Alex que comparte mi edad, las dos tenemos veinticinco.

Está vez, vas a quedarte. Bilogía: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora