Capítulo 2.

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No me detengas, estoy pasando el mejor tiempo de mi vida — Queen.


Uno pensaría que cuándo un paquete llega a su casa, con todos los libros que siempre has soñado tener, lo primero que debes hacer es alegrarte.

En mi caso, lo primero que hice fue pasarle un detector de metales y cuando no obtuve ninguna respuesta positiva, por fin pude respirar, no estaba llena de ningún metal o bomba.

Gracias a Dios.

Les explicó, mi padre era policía, sirvió a su ciudad por más de veinte años, siendo uno de los mejores y más dedicados a la profesión y comenzando muy joven. Murió en acción, cuando intentaba ayudar a unas personas durante un tornado.

Una muerte bastante cruel e inesperada, para una persona que siempre dijo que la seguridad era lo primero. Creo que no pensó en eso, cuando el techo de una casa colapsó y cayó en él, aplastando por completo su cuerpo y su espíritu en el proceso.

De ahí, el detector de metales, mi padre era muy aficionado a la seguridad y algo paranoico también, así que guardaba toda clase de cosas en una caja fuerte de nuestra casa, con una combinación tan complicada que solo pocos sabían.

Combinación que además de él, mi mamá y yo, nadie más conocía.

—¿Entonces cuál es la conclusión?

—Yo creo que sí la etiqueta trae tu nombre y no hay ningún error en él envió, entonces es tuyo. —Dijo Celine.

—Está bien. —Dije mientras respiraba aliviada. Abrí por fin la caja y saqué uno a uno los ejemplares.

Dentro había sagas que yo me había devorado en años pasados en formato digital y que nunca pensé en tener en formato físico. Primero que nada, por lo costosos que eran y segundo por lo costosos que eran.

—No puedo creer que alguien se haya tomado la molestia de enviarte todo esto. —Dijo Celine mientras le quitaba la envoltura a un pack de las crónicas lunares, con todo y sus dos historias adicionales.

—Yo tampoco, pero eso no es lo que más me intriga ¿sino por qué?

—Porque eres genial hermana.

—Ja ja ja —dije fingiendo mi risa lo mejor que podía— por supuesto que no...

—A veces desearía que te valoraras tanto como yo te valoro, hermana.

—Tú dices eso porque eres mi hermana y estás obligada a amarme.

—Cosa contraría a Leonardo. —Leonardo es nuestro medio hermano mayor, siempre está metido en algún problema según mi madre y mi abuela, claro que eso no es cierto, solo lo dicen porque no les agrada del todo el hombre, es producto de una relación antes de que mis padres se casarán. Es el hijo modelo de mi padre, el perfecto y siempre fue su favorito.

—Sí, bueno la verdad es que nadie puede competir con semejante monumento de hombre...

—¿Lo dices por lo hueco de su cabeza o por lo grande de su ego?

—Por ambos. —Expresamos las dos al mismo tiempo.

La verdad es que nunca nos hemos llevado bien con él, es como que está en nuestra vida, pero no está, es nuestro hermano, pero al mismo tiempo no lo es.

Él no nos entiende y nosotras a él tampoco.

Y ninguno de los dos trata de hacerlo tampoco.

Así estamos bien, cada quien por su lado.

Está vez, vas a quedarte. Bilogía: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora