Capítulo 30.

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He amado y he amado y he perdido — Fleurie.


Estaba caminando por el campus, no sabía exactamente qué es lo que buscaba, pero si a quien.

No lo encontré.

Me sentía tan perdida en mí, pero aun así me las arregle para poder llegar a la oficina de la directora.

Tenía una cita con ella a las diez de la mañana para discutir mi admisión a la facultad de administración de empresas.

No era lo que quería, pero algo diferente a lo que debía. Y eso era todo para mí. no quería darle la espalda a lo que me apasionaba, pero tampoco podía regresar a la academia sin mi padre.

No podía hacerle eso a él, ni a mí.

Lo intente, incluso termine el curso, pero en mi primer día en el campo de trabajo, no pude.

Me paralice en mi primer enfrentamiento para ejercer la ley. Ese día, después de la mirada llena de enojo y vergüenza que mi hermano menor me dio, supe que no podía hacer esto sin mi padre.

Entonces sucedió lo más raro del mundo.

Estaba buscando en el buzón el correo de todos los días, cuando un folleto color guindo callo de entre todos los sobres.

Era extraño porque yo no había solicitado nada, no pedí informes en ningún momento, nunca me intereso la administración de ningún modo.

Pero, aun así, ahí estaba el folleto.

Así que aquí estaba.

Esperando sentada en la oficina a que alguien me llamara.

Comencé a jugar con mis pies nerviosa, como siempre lo hacía.

—Señorita Martínez... —dijo una mujer del otro lado de un mostrador viejo de madera. Me acerque a ella y me indico el lugar que debía de ser un inicio nuevo para mí.

Debía de y yo debía de tragarme la idea de que esto era lo mejor, de que esto era lo único que podía ayudarme a seguir adelante.

Después del incidente en la academia, me deprimí tanto, que apenas y salía de mi casa, tuve que asistir a terapia y ocasionalmente para poder querer vivir de nuevo.

Pero nada parecía ayudar, hasta el día en que encontré el folleto de esa universidad en el buzón del correo, mi familia aun a pesar de que no era lo que querían para mí, me dejaron ir, porque fue la primera vez en mucho tiempo que me vieron sonreír por algo.

Algo que me devolviera la vida, había dicho mi terapeuta.

Esperaba que ella tuviera razón, porque si no sé qué tan bajo podía caer todavía.

Esperaba que esto fuera todo, que de pronto de un día para otro me sintiera con más ganas de vivir.

Porque la verdad es que comenzaba a irritarme la mirada de lástima que todos me daban, como siempre susurraban a mis espaldas y guardaban secretos y noticias para no alterar el orden de mis sentimientos.

Creo que ellos también temían lo mismo que yo.

Que un día de estos tomara una de las armas de mi padre y terminara con mi vida de una vez y por todas, que un día mientras tomara una ducha esta fuera la última, incluso desaparecieron todas las armas de mi padre y las guardaron bajo llave en su caja fuerte.

Está vez, vas a quedarte. Bilogía: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora