Capítulo 17.

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No tengo derecho a amarte, pero lo hago, aún lo hago — Ryan Lewis.


Cuando se fue el hombre me quedé con tanta rabia dentro de mí, que para no llorar tuve que ir a descargarme. Quien te diga que los secretos son fáciles de llevar, lo mataré con mucho gusto.

Porque no solo son difíciles, son imposibles.

Son pesadas cargas atadas perpetuamente a tu espalda, que siempre te duelen, siempre calan en la garganta, pero también son muchas veces lo que te mantiene cuerda y en el camino de lo sano.

Sí te quitan eso, te pueden quitar a veces le miedo, pero te dejan una sensación de vacío que con nada se llena.

En mi caso, sí me quitas el secreto, me quitas las ganas de vivir. De salir a delante, eso es mi recordatorio para respirar, para seguir luchando con lo malo de la vida.

No sé sí me estoy dando a entender, espero que sí.

Después de muchos golpes y de sentir que mis dedos me ardían, por fin me quede dormida en el suelo de la habitación.


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Me desperté en la misma habitación donde siempre iba a descargarme, aún tenía los guantes puestos y tenía mi ropa de entrenamiento de la academia de policía.

Fui hacía mi habitación y ahí estaba Amanda, esperándome.

—Buenos días Ella, me he tomado la libertad de traerle un poco de café, espero no le moleste.

—Para nada —dije tomando el vaso de su mano— ¿qué hay para hoy?

Y así comienza el día para mí.

Pero hoy no es un buen día, no me siento así.

Hace mucho que no me sentía así, quiero meterme en la tina de baño y quedarme ahí tanto como pueda.

Pero no es así, en su lugar salgo y tengo un día productivo.

Como un poco por la mañana y eso es todo lo que le cabe a mi estómago hoy, cuando llegó por la noche a la casa de nuevo, después de hacer un montón de tareas asignadas por Christian y por el difunto Señor Marx, estoy tan cansada que apenas y llegó a la cama.

Siento preocupación a mí alrededor, pero yo sé que estoy bien. Se me pasara en unos días, de eso estoy segura, solo que no sé cuándo.

También se porque estoy así, o más bien, por quien.

También sé que la última vez que estuve así, fue la última vez que lo había estado cara a cara con él.


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Halloween del 2014.

Estaba por ingresar a mi segundo año de carrera, estaba emocionada porque mis maestros no dejaban de repetirnos que era lo mejor de lo mejor de la toda la licenciatura.

Nunca se lo he dicho a muchas personas, pero después de que deje la academia estudié Administración de Empresas, el único que lo sabe es Christian y mi familia, los demás no saben nada de nada.

Estaba en la facultad una noche de Halloween, regresaba de ahí, estaba oscuro y la música de muchos dormitorios se escuchaba por todas partes, cuando de pronto una figura salió de la oscuridad y me pegó un susto enorme.

Está vez, vas a quedarte. Bilogía: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora