Gaara había tomado un nuevo rumbo en su vida.
Sin embargo, seguía siendo notado como aquel monstruo del cuál huir siempre al ser visto.
No tuvo opción.
Seguiría en su intento por descubrir el sentimiento marcado incluso en su frente.
Aunque fuese se...
El amanecer y atardecer pasaban de manera fugaz en pleno entrenamiento. En estos días, lo único en mi agenda era el encuentro continuo con Gaara-Sensei.
Quien ahora se notaba más calmado que aquel día tras su entrada en la oficina del Consejo. Su semblante era notorio... Estaba felíz...
Como si todo estuviese en paz.
— Avanzas de manera progresiva — me saca de mis pensamientos, me doy cuenta que estoy varada entre ambos troncos sujetos por la cuerda — Me alegra mucho que estés mejorando... — me sonríe para luego cerrar sus párpados, pensativo y entusiasmado a la vez.
Yo sujetaba la jabalina de cuerda, en la mano derecha que ya estaba con varios rasguños por el arduo entrenamiento.
— Gracias, Gaara-Sensei — admito en bajo. Después de todo... Era gracias a él toda mejoría.
— Creo que sería mejor si dejamos esa formalidad de lado... — interrumpe luego de yo haber agradecido — Solo dime Gaara... No es necesario llamarme de otra forma... —
Sostiene la jabalina y la estira para poder girar la cuerda.
— Pero... ¿N-No será malo ante los demás? — pregunto siguiendo su paso.
— ¿A que te refieres? — replica inquieto.
Trago saliva por quizás confrontar su decisión...
— Si escucha alguien que le digo así... Puede haber problemas — tenía la mano temblorosa. No he tenido dificultad alguna con autoridades... Y que eso pueda suceder... Me aterra.
Gaara-Sensei deja que la cuerda caiga por propia gravedad, la cuchilla cae en punta y toda esa ansiedad empieza a acumularse.
— Supongo que puede haber problemas — admite volteando para estar frente a mí — Pero no debes guiarte de ellos... Al final... Cuando ya no sea tu instructor... Seguiré siendo el mismo — un fuerte viento de arena viene a nosotros y solo me quedo apegada a verlo fijamente... Fijamente mientras su cabello va al vaivén.
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Ahora comprendo...
Ha pasado tanto tiempo... Tantos años y desea que alguien no le otorgue un trato desigual... Sino que quiere ser más cercano.
El viento se desplaza y se detiene más allá. Entretanto nuestras miradas parecían hablar sin nosotros pronunciar una palabra.
Siento algo muy intenso dentro... Como una fuerza que se acumula... Una sensación casi vacilante que me ocasiona el ardor de las mejillas.
— ¿Te encuentras bien? — pregunta finalmente rompiendo el silencio.
De un susto intento hablar, pero el quemar de mi rostro me lo impide.
Para ello asentí con la cabeza, ideando cómo borrar esa sensación que acabo de sentirlo totalmente... Aunque no lo logro.
— Tranquila... — susurra dejando caer su mano en mi hombro — Si alguien ocasiona conflicto por esto, no tienes de qué preocuparte... Yo me encargaré, ¿Está bien? — pregunta con una leve sonrisa formándose en sus labios.
