Gaara había tomado un nuevo rumbo en su vida.
Sin embargo, seguía siendo notado como aquel monstruo del cuál huir siempre al ser visto.
No tuvo opción.
Seguiría en su intento por descubrir el sentimiento marcado incluso en su frente.
Aunque fuese se...
Sentí mi cuerpo estremecerse con sus palabras llenas de emoción y calma a la vez. Sus prendas entraban en contacto con las mías y sin duda esta cercanía nos envolvía en un ambiente del cual nunca desaprovechar.
Gaara me observaba con preocupación. Debo lucir confundida por este hecho.
— ¿Estás bien?... Luces tan impresionada que pareces no creer en lo que dije — concluye con una sonrisa.
¡Claro que no lo podía creer!
Estaba totalmente confiada en que él no se daría cuenta de lo que sentía hasta el final; pero quizás lo subestimé demasiado en ese aspecto.
— Lo siento... — me disculpo desviando la mirada — Yo... No pensé q-que tú... —
— Aún desconfias en que es verdad ¿No es así? — dedujo por sí solo.
A lo cual lo asentí.
— Tú no sabes lo que ... — digo alzando mi visión y me retengo a continuar.
Gaara era alto en comparación conmigo. A pesar de que lo hayan catalogado como el más bajo, para mí es todo lo contrario. Incluso su seriedad y el semblante tranquilo que lleva... forma lo más atractivo que puede existir.
— He vivido suficiente dolor para darme cuenta de que lo que conozco menos es el llamado 'Amor', sin embargo, no me considero ni ignorante ni experto — su voz se profundiza — Pero eres la única chica que se acercó a mí, cuando no supe siquiera cómo empezar a entablar una amistad con la propia aldea y gracias a ti también lo estoy logrando... — sus ojos aguamarina se cristalizan.
Me asombro ante su actitud... Gaara estaba manifestándose más allá de lo que logré conocer. Me sentía muy bien el saber que muchos empezaban a considerarlo tanto también...
Sonreí. Sonreí como si toda la tristeza hubiese acabado por completo y la energía que rotaba en la atmósfera finalmente llegó a mí como un relámpago.
— No sé qué decir... — coloqué mi mano a la altura de mis mejillas.
No ansiaba que él me viera tan ruborizada... Me sentí apenada más de mil veces por lo mismo que ya tenía que hacer algo ante ello.
Y cubrirme era la única opción.
— Creo que esto no conlleva a dialogar mucho... Solo de comprobar — susurra provocando que vuelva a verlo.
— ¿Comprobar? — pregunto, a lo que él asiente sin perder la mirada — ¿Comprobar qué? — replico buscando la respuesta.
Y sin algún aviso previo, Gaara descendió su mirada hacia mis labios. Los cuales fueron tentados contra los suyos en un cálido y suave rozar.
Suave rozar... Despiadada sensación que cubría mi mente y adjunto a esto, completamente yo.
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