El pensamiento de que Charly está en la misma ciudad que yo me persigue como un fantasma durante toda la semana, sentía que en cualquier momento me lo encontraría, en un restaurante o en el centro comercial, o en el supermercado, mientras llevaba a mi hijo a la guardería o al entrenamiento de fútbol, me estaba volviendo loca, nunca pensé que me afectaría tanto volver a verlo especialmente porque no pensé que lo volvería a ver.
Recojo mi cabello en una coleta alta, le doy un último retoque a mi pintalabios rojo antes de baja a y encontrarme a Andrew ya listo esperándome al lado de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho y con una expresión molesta.
-vamos Shary, no quiero llegar tarde- definitivamente es hijo de su padre, una punzada de dolor se asienta en mi pecho por el pensamiento.
-ya voy, ya voy- cojo mi bolso y un abrigo antes de salir de la casa.
En diez minutos llegamos a la guardería, ayudo a Andrew a bajarse del auto a pesar de que protesta un poco. Me detengo poco antes de llegar a la entrada, me agacho para quedar a su altura, organizo su bufanda antes de pellizcar sus mejillas.
-no Shary, no me gusta- hace puchero y se cruza de brazos.
-pero a mi si- toco su nariz, entrecierra sus hermosos ojos azules- pórtate bien y no le des problemas a tu profesora, Mari vendrá a recogerte ¿vale?
-está bien- dice antes de comenzar a caminar hacia la entrada.
-mi beso- se detiene, se da la vuelta con un suspiro y corre hacia mí, besa mi mejilla y yo lo abrazo con fuerza antes de besar su frente, esta vez veo como se reúne con sus compañeros en la zona de juegos. Dios crecen tan rápido, no sé qué voy a hacer cuando empiece el colegio el año que viene.
Camino hacia mi auto y noto que el cartel de vendido fue retirado de las ventanas del local que esta al otro lado de la calle, suspiro con tristeza, me gustaba comprar los libros ahí, pero el dueño no pudo seguir teniendo la librería así que decidido venderla.
Llego a la empresa, todos me saludan cuando me ven entrar en el vestíbulo, subo en el ascensor hasta el piso donde están las oficinas.
-buenos días- dice Carmen entregándome el café de la mañana.
-hola ¿Qué tenemos para hoy?- digo entrando en la oficina, Carmen me sigue.
Hacemos la revisión de la agenda y revisamos algunos detalles, una hora después Camille entra en mi oficina con una sonrisa radiante después de haberse tomado la semana libre junto con Eithan, es la primera vez que la veo desde el sábado.
-hola –dijo entusiasmada.
-hola –dije con menos entusiasmo.
-¿ya viste al abogado de la jefe de recursos humanos? él que la va a ayudar con su divorcio.
-no- digo frunciendo el ceño- ¿debería?
-Dios si, ese hombre es guapísimo, tal vez este soltero –ruedo los ojos y sonrió un poco.
-a Ethan no le gustara saber que te estas fijando en el abogado de Laura.
-él sabe que me gusta mirar y está bien con eso. Ven vamos por un café.
-ya tengo uno- digo levantando el que Carmen me dio al llegar, aunque ya está frio.
-cómo se nota que no entiendes mis claves, lo que quise decir es que vamos disimuladamente por café para poder darle un vistazo a ese guapetón, está en el pasillo hablando con ella, junto a la máquina de café.
-¿Cuántos años tienes? ¿diecisiete? Pensé que ya habías pasado la etapa de espiar a los chicos que te gustan.
-y ¿tu cuantos tienes? ¿cincuenta? Deja de ser aguafiestas y vamos por un café.
-está bien- digo levantándome –solo porque mi café ya está frio.
Salimos de la oficina con Camille liderando la marcha, llegamos hasta la mesa donde está la cafetera y algunos panecillos sin toparnos con ningún guapetón ni con Laura, Camille se ve un poco decepcionada mientras se sirve café, le sonrió con burla.
-no es gracioso.
-claro –le hecho azúcar a mi café, lo revuelvo con un palillo de plástico.
-¿Cómo estuvo la fiesta de tu amiga?
-estuvo bien, todo quedo perfectos, ella y Lucas derrochaban amor por todos lados- el sonido de una puerta abriéndose a mis espaldas llama la atención de mi amiga quien de inmediato me mira haciéndome señas para mirar hacia atrás, de seguro intentando que vea al abogado, la ignoro y sigo hablando- me quede hasta más tarde de lo previsto y... aush- digo al sentir el pellizco de mi amiga- ¿Por qué fue eso?
Camille no dice nada solo mira sobre mi hombro y sonríe coqueta, ruedo los ojos.
-oh, hola Ethan- eso hace que Camille me mire y finja que no estaba mirando a otro hombre que no fuera su esposo- no que Ethan está de acuerdo con que mires a otros.
-Shary Williams eres una mujer malvada.
-gracias –tomo un poco de café- ahora volvamos al trabajo, tengo mucho que hacer y quiero llagar a casa antes de la cena.
-no hasta que se vaya ese bombón.
-no tienes remedio, y yo que pensaba que eras seria y tranquila cuando te conocí.
-y yo pensé que eras más divertida. Oh por dios, viene hacia aquí, tranquila actúa normal.
-yo estoy tranquila- digo divertida tomando otro poco de mi café, Carmen se asoma por el pasillo y empieza hacerme señas, creo que tengo una llamada- ahora en serio debo volver al trabajo.
Me doy la vuelta con rapidez y como esta ultima semana mi suerte apesta choco contra algo duro y firme, por poco y derramó mi café sobre mi vestido y sobre la persona con la que choque. Aturdida doy un paso atrás, un aroma familiar llega a mi nariz, levanto la vista, contengo la respiración al ver quien está frente a mi.
-Charly -digo con fingida calma cuando por dentro estoy gritando histérica.
-hola –se limita a decir mientras escucho a mi amiga jadear sorprendida, Charly y yo la ignoramos.
Estoy a punto de decir algo, cualquier cosa para no quedarme callado como una tonta, pero una voz masculina me interrumpe.
-Shary, es algo urgente- dice Carmen interrumpiendo lo que sea que iba a decir y se lo agradezco enormemente.
- Bueno, ya debo volver al trabajo -digo ansiosa por salir de ahí - fue bueno volver a verte- le digo a Charly antes de ir a mi oficina lo más rápido posible sin parecer desesperada.
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Caminos
Teen Fictioncreí haber escapado del pasado, pero cinco años después vuelve a mi de forma inesperada, el regresa como una tormenta desordenando todo a su paso, convirtiendo en mi vida calmada en un torbellino, amenazando con descubrir mi mas grande secreto, uno...