capitulo 31

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me quedo dentro del auto hasta calmarme y poder conducir, eso fue hace quince minutos y las lágrimas parecen no tener fin, creí que había superado esa etapa de mi vida en la que me sentía insegura por todo, pero con todo lo Daniel me dijo hoy las inseguridades volvieron y es que sus palabras llegaron cuando más vulnerable estaba, cuando mis escudos estaban más desgastados.

Limpio mi rostro e intento serenarme, tomo varias respiraciones e ignoro el tono de llamada de mi celular que suena desde el interior de mi bolso antes de encender el auto y empezar a conducir sin rumbo fijo, no sé a dónde ir, no quiero ir a casa y fingir que todo está bien, no quiero ir donde Melissa o Camille porque no las quiero preocupar ni darles explicaciones, aunque sé que ellas no me presionaran para que hable. Me detengo en un estacionamiento después de media hora de estar conduciendo sin rumbo fijo, saco el celular del bolso y le envió un mensaje a Mari diciéndole que tal vez llegue tarde a casa, tengo un mensaje de Camille diciéndome que fue por Andrew a la guardería y se lo llevo al cine con los niños, poco después me llega un mensaje de Mari avisándome que saldrá con unas amigas aprovechando que Andrew esta con Camille. Suspiro aliviada, eso significa que la casa estará sola. Un poco más tranquila conduzco hasta mi casa.

Me preparo un baño caliente con burbujas para relajarme un poco, música suave suena de fondo. Mis pensamientos van una y otra vez a las palabras que me dijo Daniel, diciéndome a mí misma de que no tiene razón, pero hay una parte de mí que sabe que si la tenía. Antes no tenía miedo a amar y la prueba de eso es que me lance a los brazos de Charly sin pensar, me enfrente a mi padre por él, lo deje todo por él sin dudar ni un segundo, era una mujer que encontraba placer y satisfacción en las pequeñas cosas de la vida, en un simple abrazo, en una sonrisa. Era apasionada en todo lo que hacía, no importaba si era cuidando las flores del jardín o en la intimidad del cuarto, pero desde hace cinco años solo soy apasionada en mi trabajo y en cuento a cuidar mi hijo y defenderlo se trata, intente estar muchas veces con Daniel, sin embargo, las cosas no se daban, me sentía incomoda, como si estuviera haciendo algo incorrecto, no sentía el deseo que solía sentir antes.

Llevo mis rodillas hasta mi pecho, las rodeo con mis brazos preguntándome que tan dañada estoy ¿será que tengo remedio? ¿algún día podre abrirle mi corazón a alguien más? ¿seré lo suficientemente valiente como para admitir mis sentimientos o seguiré en negación?

Salgo de la bañera cuando el agua se empieza a poner fría, quiero estar super cómoda esta noche así que no me pongo ropa interior debajo del pijama holgado, recojo mi cabello en una coleta antes de bajar por una taza de café. Grito cuando veo la figura de un hombre en la penumbra de la cocina, enciendo la luz con rapidez para encontrarme a Charly sentado muy tranquilo mientras toma café.

-me has dado un susto de muerte -digo mientras me masajeo el pecho -¿Cómo entraste?

-siempre escondías la llave de repuesto entre las materas de la entrada -hace una pequeña pausa -aun lo haces.

-bueno, el hecho de que aun sepas donde escondo las llaves no te da el derecho de usarlas para entrar a mi casa sin permiso.

Paso a su lado para empezar a preparar el café. Dios es que no puedo tener una crisis existencial sin que este hombre tenga que estar presente de alguna forma.

-¿Por qué fuiste a mi apartamento? -pregunta sin rodeos.

Mierda, no tengo la fuerza para hablar de eso en este momento. Hago una mueca mientras me estiro para coger una taza de los gabinetes, cuando me doy la vuelta estoy segura que mi rostro es la viva imagen de la serenidad.

-necesitaba hablar contigo de algo, pero ya no tiene importancia.

Me sirvo un poco de café bajo su atenta mirada.

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