Sé que es más cálido donde estás y qué es más seguro a tu lado, pero en este momento no puedo ser lo que quieres, sólo dame tiempo.
Si tú y yo podemos pasar la noche, si tu y yo podemos mantener vivo nuestro amor, lucharemos.
Podemos encontrarnos en...
Podía sentir a Natasha mirándome fijamente, Natasha tenía el poder de ponerme nerviosa con bastante felicidad.
¿Pero quién no se pondría nerviosa con una hermosa mujer como ella? Natasha podría ser todo lo fría que quisiera pero yo había aprendido a ver más allá de eso.
Además que esas personas "frías" aman más que las demás personas y ella siempre me lo demostraba, con una acaricia, con un beso.
Hace dos días que había salido por algunas cosas para comer, ya que a todos les gustaba que cocinara yo, le traje unas rosas negras.
Claro que me detuve a pintarlas por qué no eran negras pero valió la pena verla sonreír con sus ojos brillantes.
Mi novia era un osito de peluche, mi osito, la amo tal como es, había notado que guardo los pétalos en un libro, las flores se secaron rápido por el calor.
-Deja de tomarme fotos... ¿No estabas leyendo?-. Dije sin apartar la vista.
-Si, pero tú me distraes con facilidad, es que eres hermosa, te amo-. Dijo y alce mi vista para verla.
Sintiendo mis mejillas calientes, en ese momento ella me tomo una foto, capturando el momento.
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-¿Sabés? Cuando te veo por las mañanas, desnuda o con el cabello revuelto y ojos cansados, no me queda duda que tú eres la mujer más hermosa del mundo-. Dije mordiendo mi labio inferior.
-Haz entrado en mi corazón cariño, nadie lo había logrado... Tú y yo somos un complemento-. Dijo levantándose de la cama con cámara en mano.
-Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida-. Dije cuando se acercó.
-Bueno, somos lo mejor que le pasó a la otra-. Dijo empujando la silla para sentarse en mis piernas.
-Si sigues así, no voy a terminar lo que estoy haciendo-. Dije mordiendo su hombro.
-¿Y? Yo soy más importante. ¿No te lo demostré a noche?-. Dijo con voz seductora.
-No empieces, muévete-. Dije con diversión empujándola.
-¿Así es como me pagas? Ya no hay respeto con esta gente de ahora, leeré un poco por qué mi novia no quiso tener sexo salvaje-. Gruñó subiéndose a la cama.
-No seas exagerada-. Dije apuntandole con el dedo.
-No estoy exagerando, es la verdad... ¿Quién niega a su novia sexy tener sexo?-. Gruñó tomando el libro en sus manos.
-Yo por supuesto-. Dije rodando los ojos.
Natasha rio lanzandome una almohada que esquive con rapidez, le saque la lengua y ella rodó los ojos.
Puse un poco de música mientras Natasha leía, estaba agarrando una pasión por pintar, era algo nuevo y según Natasha se me daba bien.
Ella fue la que me animo hacerlo, siempre siendo mi apoyo en cualquier momento, mire concentrada mi dibujo, apenas era una aprendiz.
