Sé que es más cálido donde estás y qué es más seguro a tu lado, pero en este momento no puedo ser lo que quieres, sólo dame tiempo.
Si tú y yo podemos pasar la noche, si tu y yo podemos mantener vivo nuestro amor, lucharemos.
Podemos encontrarnos en...
Habían pasado unas semanas desde que fuimos a los juegos, desperté al sentir una mano en mi rostro.
-Quita tu mano-. Dije soltando un gruñido.
-No quiero... Hazme el desayuno-. Dijo la voz ronca de Natasha.
-¿Qué no puedes hacerlo tú?-. Dije mordiendo su palma.
-¡Oye! Me has mordido, no puedo creerlo, sabes que no se me da la cocina-. Dijo Natasha y yo rei alejándome de ella.
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-Morirás de hambre cuando no me tengas a tu lado-. Le dije abrazándola de lado.
-No creo... Hay comida chatarra que puedo comer-. Dijo y yo rei empujando su rostro con mi palma.
Natasha rio diciendo que si vivió sin mi tantos años podría hacerlo de nuevo, no le creía ninguna palabra pero bueno.
Me levanté de la cama, tome una liga de la mesita de noche, esquive una almohada que venía en mi dirección.
-Eso es hacer trampa-. Dijo Natasha señalándome con el dedo.
-Claro que no-. Dije rodando los ojos.
Al menos ya no aventaba cuchillos, Natasha estaba cambiando y podía darme cuenta de eso, aún seguía siendo la mujer sarcástica y dura.
Pero si ponías atención podías darte cuenta en los cambios, estás últimas noches, solemos dormir en el cuarto de la otra, aunque Natasha pasa más tiempo en mi habitación.
Obviamente los demás no se dan cuenta por qué en este piso solo están los cuartos que había dejado Tony por si acaso, los únicos ocupados es el de Natasha y el mío.
-¡Wanda tienes que venir a la sala de juntas! ¿Has visto a Nat... No la enc... -. Steve abrió mi puerta y corto su discurso al verme a mí y después dirigir su vista a Natasha que aún estaba en mi cama.
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-¿No te han enseñado a tocar una puerta Rogers?-. Dijo Natasha enarcando una ceja.
-Estaba emparejada... Yo... ¿Qué haces aquí? ¿Fue una pijamada o algo asi?-. Dijo Steve poniendo ambas manos en su cintura.
