5 SECONDS OF SUMMER. ALWAYS WILL BE YOU 2.

Capítulo 4.

*Narra ______*

Cuando abro los ojos me encuentro en mi cama, pero no recuerdo haber venido hasta aquí. Me doy la vuelta y veo a Michael con los ojos cerrados. Oh no ¿Qué fue lo que hice?

-¡Michael! ¡MICHAEL!

Abre los ojos y frunce el ceño.

-¿Qué pasa?-Pregunta extrañado, pero antes de contestar se le dibuja una sonrisa enorme.

-Tranquila, no pasó nada. Te quedaste durmiendo y te traje aquí, pero me quedé mirándote mientras dormías y sin querer me dormí yo.

-¿Y Calum?

-En la otra cama.

Levanto la cabeza y ahí estaba.

-¿Cómo hemos podido dormir aquí? Es demasiado pequeño para dos.

-El cansancio...además no me importa dormir apretado a ti.

Cojo mi móvil y veo los mensajes, de Gemma y Daniel.

_____, voy mañana a casa ¿qué tal todo por allí? Yo te echo de menos.

Gemma por fín llegaba mañana, le contesté rápida al mensaje:

Ya te contaré, hasta mañana <3

Envío el mensaje y veo el de Daniel, apenas me lo había enviado hace una hora.

Buenos días dormilona ¿qué tal la noche?

Sonrío sin poder evitarlo.

-¿Quién es?-Pregunta Michael flojito.

-¿Quien es quién?

-Con quien hablas.

-No te importa.

-Vale.

Se levanta y veo que aún está con la ropa de anoche.

-¿A dónde vas?

-No te importa-Me quedo un poco sorprendida

Sin decir nada se va y no lo detengo. Cuando acabe de ducharse ya se le habrá pasado el enfado.

Bien...¿y tú?

Me contesta al segundo.

Bien, echándote de menos.

Otra sonrisa en mi cara. Es inevitable.

¿Cena hoy?

Esta vez tarda un poco más en contestar.

A las 8 te voy a buscar. Adiós, te quiero.

Espero un rato hasta que oigo una puerta abrirse, y voy al baño para encontrarme con Mike. Camino hasta allí y me lo encuentro saliendo.

-¿A dónde te crees que vas?

Se da la vuelta, me mira unos segundos tratando de parecer molesto.

-Ven conmigo anda.

Antes de que abra la boca lo cojo de la muñeca y me lo llevo al salón, abro el sofá cama y me acuesto. Le indico con la mano que se acueste a mi lado y con una pequeña sonrisa lo hace. Simplemente nos miramos.

-¿Con quién hablabas?

-Con nadie Michael.

-¡¿Por qué no me lo quieres decir?!

-Con Daniel.

-Ah.

Su mano, que estaba acariciandome el brazo deja de hacerlo, no le pregunto que ocurre, soy demasiado orgullosa. Enciendo la tele y pongo la primera tontería que veo. Pasamos como una hora sin hablar ninguno de los dos.