Capítulo 32

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Está en tus manos.

Irse de casa fue un gran momento para Stiles. El sentimiento de libertad y de máximo nivel de autonomía fue una de las sensaciones más emocionantes que tuvo. Cuando abandonó el nido se abrió todo un mundo de responsabilidades, situaciones y experiencias inexploradas para él. Poco a poco empezó a tolerar la incertidumbre, aprendió de los despistes y organizó y planificó mejor las semana, los meses y los años.

No es que llegaron para quedarse, Stiles aún tenía una enorme casa propia en Malibú y por nada del mundo lo abandonaría, pero la idea de volver a vivir en Beacon Hills lo tenía pensativo; entre a gusto y disgustado en partes parecidas.

Disgustado porque tenía a sus amigos en Los Ángeles y una vida hecha como siempre lo deseó, y a gusto porque ahora ya no estaba sólo, estaba con Derek y Derek parecía querer tenerlo junto a él el resto de su vida, además la distancia no era mucha.

Pero por el momento no tenía que preocuparse ya que estaba en su pueblo natal solo para esperar a los malditos Omegas que hicieron daño a Derek, y nadie se metía con su Derek.

Tenían que estar preparados para lo que venía.

Regresaron al refugio de Satomi para poder pasar el día con ellos y allí se encontraban los Winchester. Los cazadores llegaron desde temprano para poder presentarse como se debía a Thalia y su familia ya que el día anterior fue prioridad los reencuentros familiares, puras lágrimas y malas noticias.

Se sorprendieron de que Thalia y Peter recordaran tan bien a John Winchester y le contaran cosas tan reconfortantes.

Si no fuera porque Laura observaba con recelo a Stiles y lo evitara la mayor parte del tiempo, podría admitir que era un bonito día. No era de importarle que la gente lo odiara o hablara mal de él, pero se trataba de una parte importante en la familia de su novio y eso era devastador. Se le hacía muy incómodo.

- Gracias, señora. - concedió el castaño tomando entre sus manos la taza de té de manzanilla que le ofreció su suegra.

- Me ofende mucho que me llames señora. - repuso la mujer sentándose cerca suyo. - Llámame Thalia, o Lía como me dicen los amigos. -

El menor río bajito escuchándola y asintió sintiéndose un poco menos incómodo. - De acuerdo, Lía. -

Derek estaba frente a ellos contándole algunas cosas a Peter, se lo veía a gusto, se reía y hacía algunos gestos con las manos que muy pocas veces había visto en él. Estaba en confianza y con los suyos.

- ¿Así que te mudaste desde muy joven a Los Ángeles? -

- Así es. - asintió el muchacho. - Después de la muerte de mi madre la relación con mi papá no era muy estable y conseguí una orden para mudarme como una persona adulta. Fue difícil al principio pero Dean me ayudó mucho, tanto emocional como económicamente. -

Thalia miró al cazador a los lejos y sonrío sorprendida. - Eres admirable, cariño. Cualquiera a tu edad hubiera enloquecido y vuelto a casa. -

- Estuve a punto. - replicó el chico tras un suspiro. - Pero no está mal haber vuelto. Me siento muy cómodo aquí y por supuesto tiene que ver con tu hijo. -

- Debo admitir que me sorprendió cuando Derek me contó que tenía novio. - miró nostálgica a su hijo. - Apenas se relacionaba con nosotros y jamás tuvo amigos en la escuela. Nunca lo había visto así. -

Stiles también dirigió la vista al moreno y éste también se giró hacia él, y cuando sus miradas se encontraron su corazón dio un pequeño saltito que logró estremecerlo. Solo él podría lograr eso y aparentemente era consciente de lo que provocó.

Insoportable amor | Sterek & Thiam |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora