Malibú.
Derek y Liam Hale se habían mudado a Los Ángeles hacía apenas dos semanas y para suerte de los hermanos, Cora les había asegurado la vivienda. A Derek le había conseguido trabajo en días específicos como Barman en la playa, con buena paga y excelentes ganancias. Mientras que a Liam, pese de llegar a mitad del año, adquirió un lugar en la preparatoria, donde gracias a sus influencias, a la mujer lobo no le costó mucho trabajo, y se sintió feliz de por fin tener a sus hermanos con ella.
Luego de que la verdad sobre la existencia de los hombres lobo en Beacon Hills saliera a la luz, los hijos de la gran Alpha Thalia Hale decidieron alejarse de su ciudad natal. No por cobardía ni mucho menos. Sino porque estuvieron tanto tiempo intentando guardar el secreto, que se merecían descansar de todo aquello.
Afortunadamente los humanos estaban tan acostumbrado de las cosas extrañas que pasaban en ese pueblo, que la mayoría estaba cómodo con ello, teniendo en cuenta que los Hale eran una de las familias más respetadas del lugar y que sin dudas los protegerían. Allí habían quedado, Alexander, Peter y Laura Hale como protectores de Beacon y por fin los menores del clan iban a poder tener una vida normal. Alejados de lo sobrenatural.
O al menos eso creían.
Cora llevaba años viviendo en Los Ángeles. Exactamente desde los dieciocho, donde conoció a Stiles, Lydia, Isaac y Allison. Un grupo de chicos curiosamente nativos de BH también, cosa que los unió aún más y llegaron a ser mejores amigos. Y a sus veintitrés años, era la reina del lugar junto a sus amigos.
- Terminaré muerto. - soltó Liam completamente empapado, acercándose a la mesa de sus amigos.
- ¡Sécate antes de sentarte a mi lado, enano! - le regañó su hermano mayor, lanzándole una toalla.
Cora, Allison, Lydia, Isaac y Derek estaban en el playón de madera, a unos veinte metros alejados del mar, bebiendo unos jugos que pidieron en el puesto donde Derek trabajaba día de por medio, mientras el más pequeño de los Hale se había metido al agua, quien volvió apenas diez minutos después.
El chico rubio frunció el ceño molesto cuando Derek le dijo aquello, pero obedeció sin rechistar mientras se secaba antes de sentarse con el grupo.
- Díez minutos, Liam. ¡Díez! - se quejó Lydia, bebiendo su daiquiri de fresa.
- Déjame. El agua está muy fría. - devolvió haciendo el intento de robarse el trago del mayor, pero este le dio un manotazo para que no se atreviera.
Era algo estúpido que Liam, siendo un hombre lobo nacido tuviera tan poca resistencia, pero como los humanos no sabía sobre el tema, se quedaba tranquilo. Al fin y al cabo apenas tenía diecisiete años. Todavía llevaba muy poco experimentando con sus habilidades ya que la raza de lobos en su familia adquirían sus poderes a los dieciséis años.
Una chica castañas, Allison, soltó una exclamación de fastidio al escuchar al rubio. - Agh, principiante. Pareces turista. - bufó antes de arrojarle el paragüitas de su bebida. Haciendo que el menor frunciera más el entrecejo.
Cora por su parte quería reírse pero sabía muy bien lo temperamental que era el menor, por ende solo sonrió leve, bebiendo también.
- Deja que me acostumbre y verás. - se defendió. - En Beacon hace frío todo el puto año. No puedes pretender que ahora mismo me agrade el agua fría. -
- Llevas dos semanas repitiendo lo mismo, mi vida. - replicó Lydia entrecerrando los ojos.
- Él tiene razón. El único lugar donde puedes meterte las veces que quieras y seguirá siendo delicioso es en la piscina de la escuela. El profesor Finstock arregló con el directivo para que lo mantuviera así. ¿O eso ya cambió? - habló esta vez Isaac. Hacía cinco años había abandonado aquella escuela en BH y tenía claro que lo iban a mantener de tal manera.
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Insoportable amor | Sterek & Thiam |
Fanfiction>>Historia Finalizada<< Derek se mudó a Los Ángeles con su hermano menor, Liam, en busca de un nuevo aire. Jamás imaginaron que en Malibú conocerían a Stiles y Theo. Un par de mejores amigos humanos que así como eran irresistibles, podrían llegar a...