Molestias.
Cora le había dicho una vez que jamás pusiera su canción favorita como despertador, ya que con el paso de los días terminaría odiándola. Por eso puso Wonderwall de Oasis como tono de llamada. Creía que así no se cansaría tan rápido; amaba esa canción. Era la única que cantaba en voz baja mientras se duchaba o a todo pulmón mientras estaba a solas en la casa. Pero ese día, una simple llamada de Liam le había puesto de muy mal humor.
Una armónica guitarra comenzó a escucharse mientras se echaba una siesta, estaba demasiado cansado después de haber pasado todo el día haciendo arreglos en la casa. Abrió los ojos lentamente y estiró la mano para encontrar su móvil y gruñirle a quien osaba molestarlo, y al ver que era su pequeño y rubio hermano el que le estaba marcando por videollamada, soltó un fuerte bufido, descolgando.
- ¿Qué quieres? - bufó antes de que se estableciera la comunicación, pero del otro lado se escuchó claramente, porque cuando apareció Liam en pantalla, tenía una sonrisa pícara en el rostro que le dejaba más que claro que estaba gozando al molestar. Se escuchó bastante barullo desde el otro lado y aquello lo molestaba aún más. Si algo odiaba con la vida, era el exceso de ruido al despertar, pero entendió que los que acompañaban al rubio, de seguro podían escucharlo o incluso verlo. Entonces se sentó a la orilla de la cama y se puso la camisa.
- Hola, grandulón. Te necesito un segundo. - saludó el adolescente buscando un buen ángulo para verse bien. Se había alejado del resto de sus amigos para hablar en paz. - Querrás asesinarme, lo sé. Pero si no me ayudas en esto, tendrás que venir a hablar con el director. -
- ¿Qué quieres, Liam? - repitió perdiendo la paciencia.
- El idiota de Theo no vendrá a guiarme hoy y necesito que me regrese mi itinerario. -
- ¿Por qué no irá y por qué él lo tiene? - preguntó el mayor con fastidio.
- Emm... porque trabaja en el bar, ¿recuerdas? - contestó, omitiendo la otra pregunta, pero la cara de hastío que tenía el mayor le demostraba que seguía esperando la respuesta. Poniendo los ojos en blanco y acomodándose donde quiera que estuviera sentado el rubio, carraspeó. - Theo me trajo a la escuela. - admitió. - Tenía el papel en la mano y cuando subí en su motocicleta... -
- Sí. No me importa. - interrumpió Derek. Se le hacía patético lo cursi que se oían las escusas del chico. Y la sonrisa bobalicona que tenía al contestarle era demasiado para él. Aunque hacía tiempo que no veía así a su hermano. Pues después de tantos años se lo veía nuevamente enamorado, porque eso era exactamente lo que pasaba; Liam Hale estaba enamorado de Theo, o al menos quería algo serio con él. Es que solo hacía falta escucharlo hablar del castaño para saber lo que sentía, pero así terco como Derek, jamás lo admitiría en voz alta. Ahora solamente faltaba saber las intenciones que tenía Raeken con él. - ¿Tienes prisa? - habló de nuevo ganándose otra sonrisa del lobito.
- ¿De qué? -
- ¿Lo necesitas ahora mismo? -
- Con tal de que lo traiga antes de la salida, todo está perfecto. Un profesor me cambiará unos cuantos horarios. - respondió.
- De acuerdo... ¿estás solo? - inquirió algo bajo. Liam asintió suspicaz. - ¿Qué ocurrió anoche en casa de Stiles? -
Liam arrugó la frente confuso, pero no tardó mucho para caer en cuenta. A pesar de no haberle preguntado nada, su hermano mayor se dio cuenta de que algo raro pasaba cuando fue por más cervezas en la cocina en casa de Stiles y se encontró a los menores más que nerviosos. Recordar que por poco los atrapó besándose, algo que por desgracia para ambos no pasó, le hizo ponerse rojo como si estuviese aguantando la respiración por horas, y apretando los labios, gruñó inconscientemente para finalmente abrir la boca. - Comimos pizzas hechas por Theo, con mi reconfortante compañía. - dijo divertido y seguro.
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Insoportable amor | Sterek & Thiam |
Fanfiction>>Historia Finalizada<< Derek se mudó a Los Ángeles con su hermano menor, Liam, en busca de un nuevo aire. Jamás imaginaron que en Malibú conocerían a Stiles y Theo. Un par de mejores amigos humanos que así como eran irresistibles, podrían llegar a...