Compras.
Con la vista perdida en el grupo de jóvenes adultos, discutiendo por qué tipo de cortina llevar, para cambiar las de la casa, Derek soltó un pesado y pausado suspiro llamando la atención de su hermano que estaba a su lado, comparando los cereales de la góndola.
Muy temprano en la mañana habían salido a comprar y para su disgusto, Cora había decidido llamar a todo su grupito de amigos para acompañarlos. Es que era la primera compra en grande que hacían desde que llegaron de Beacon y necesitaban más de tres personas a la hora de recorrer. Pues prácticamente casa persona arrastraba un carrito.
Desde aquella noche, hace semanas, en la fiesta de Stiles, no habían cruzado palabra alguna, ni siquiera cuando el chico iba a su casa. Siempre permanecía alejado de ellos, leyendo, viendo televisión o encerrado en su cuarto. Pero sí sentía una extraña sensación en su estomago cuando sus miradas se encontraban. Era inevitable no sentirlo cuando el menor sonreía o simplemente se acomodaba las gafas.
Sin mentir, aún sentía que no lo soportaba, que no aguantaba a la hora de escucharlo hablar, todavía se le hacía irritante, pero en su aroma había algo que le enloquecía; era como si con solo percibir su olor, la paz y tranquilidad inundara su cuerpo. Le hacía bien tenerlo cerca.
Y allí estaba...
Stiles estaba a unos metros delante de él, riendo por lo que Lydia replicaba y por los gestos que hacía Allison al escuchar a su mejor amiga mientras Cora discutía con Isaac y Theo sobre algo del que no estaba prestando mucha atención. Entretanto en su interior, Derek estaba feliz de que su hermana tuviera buenos amigos con quien lo pasaba bien y quienes constantemente la apoyaban.
- ¿Terminaste? -
De pronto Liam le sacó de sus cavilaciones, haciéndole fruncir el ceño y apretar el agarre del carrito de compras con fuerza. - ¿Qué dices? - devolvió de malas el mayor.
- ¿Terminaste de babear? - el ceño fruncido de Derek se intensificó, casi formando una uniceja ante su pregunta. - No dejas de mirar a Stiles como si quisieras comértelo. Estás apunto lanzarte sobre él. -
- Cierra la boca. - soltó el moreno volviendo a caminar en dirección a los demás. Ahora resulta que hasta su hermano notaba que el chico le gustaba mientras él se negaba a aceptarlo.
- Te gusta, ¿verdad? - jugó, dándole con el codo por el brazo a la par que sonreía con picardía.
- No. -
- Mientes. - rebatió Liam.
- Cállate. -
- ¡Vamos, hermano! - insistió, zarandeándole el brazo, nada más para fastidiarlo. Pero en sí, quería confirmarlo, porque las sospechas eran obvias. - Sabes que puedes confiar en mí, yo no le diré nada. Si te insistiría para que hablaras con él y decirle la verdad o conquistarlo. Pero a él no se lo diría. -
- Te entendí, Liam. - bufó el mayor mirando al castaño, quien de repente volteó a mirarle y podría jurar que detrás de los cristales de sus gafas, le dedicó una guiñada. Y no solo eso, también le sonrió sutilmente mordiendo suave su labio inferior. - Tal vez. - se dignó al fin en contestar a su hermano dejando de observar a Stiles para mostrarle una patentada y conocida cara amenazante.
- Lo sabía. - Liam soltó una risita divertida metiendo el cereal en el carro. Para él era nueva esa actitud en Derek; siempre amargado y distante, pero cuando algo raro le pasaba, sus hermanos eran los primeros en percatarse. Es que el mayor de los Hale era pésimo mintiendo. Al menos frente a los ojos de otros Hales.
No pasaron ni diez segundos cuando Derek decidió que el rubio olvidara el tema de inmediato antes de comenzar a soltar cosas en forma de indirecta. Miró al castaño más bajo y volvió a Liam. - ¿Y tú que tienes que ver con ese Ken? -
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Insoportable amor | Sterek & Thiam |
Fanfic>>Historia Finalizada<< Derek se mudó a Los Ángeles con su hermano menor, Liam, en busca de un nuevo aire. Jamás imaginaron que en Malibú conocerían a Stiles y Theo. Un par de mejores amigos humanos que así como eran irresistibles, podrían llegar a...