16.

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Introduje la clave en la cerradura electrónica de la casa y, luego de cerrar mi paraguas y sacudirlo para que cayesen las gotas de agua, entré al lugar. De inmediato, me quité los zapatos en el pequeño recibidor y caminé a pasó rápido por el largo pasillo alfombrado rumbo a la habitación principal de la casa.

Desde un par de metros de distancia, pude escuchar a alguien toser con fuerza.

Se va a sacar un pulmón, pensé, apretando el paquete de medicamentos que traía conmigo.


- ¿Señor Park? - pregunté, abriendo la puerta lentamente.

- N-No me digas señor. - me reprochó, antes de que le diese otro ataque de tos.


En su cama, cubierto con un par de colchas y rodeado de varias almohadas, se encontraba mi jefe. Su rostro y, probablemente su cuerpo entero, estaba cubierto de sudor, sus ojos tenían un color rojizo y debajo de estos, bolsas negras evidenciaban su mal estado.

Nunca, en todo el tiempo que llevaba conociéndole, le había visto de esa forma. Se veía débil, frágil, vulnerable. Nada parecido al Jinyoung imponente y autoritario que todos veían en la oficina.


- Jinyoung, te ves terrible. - murmuré, cuando estuve más cerca de su cama.

- Gracias, Eun Bi, eso es justamente lo que quería escuchar. - replicó de inmediato y, aunque estaba evidentemente cansado, se permitió reír.

- Te he traído algunas medicinas, pero si sigues así en la mañana, creo que será mejor ir al doctor.

- Estaré bien en la mañana. - me aseguró, como si pudiese ver el futuro, y se acomodó mejor en la cama con una mueca de dolor.

- Yo decidiré eso. - solté bajo, antes de ayudarle.


x


Sopa. Una buena y caliente sopa casera me hacía sentir mejor cuando enfermaba. Así que, tomándome el atrevimiento de disponer de las cosas en la cocina de Jinyoung, le preparé una con la receta que mi madre me había enseñado.

Mientras le daba vueltas con una cuchara para que todos los sabores se incorporaran a la perfección, casi pude sentir la presencia de mi madre a mi costado, observando atenta con aquella sonrisa dulce que le caracterizaba. Esa sensación formó un nudo en mi garganta.

Extrañaba a mi madre tanto o más de lo que había extrañado a mi hermano.


- Huele delicioso. - habló mi jefe con un tono de voz bajo y áspero, producto de la resequedad de su garganta.

- Ya casi está listo. - le avisé al voltear hacia él, justo a tiempo de ver cómo, envuelto en la más gruesa de sus frazadas, se acomodaba en la barra de su cocina estilo americano.


Parece un bodoque, pensé y tuve que voltear de nuevo hacia la cocina para que mi jefe no viese la sonrisita que se formó en mi rostro.


- No sabía que tenías habilidades para la cocina.

- Hay muchas cosas que no sabe de mí. - repliqué, casi de inmediato y con tal picardía que yo misma me sorprendí.


Ni siquiera volteé a ver la expresión en Jinyoung. Estaba lo suficientemente avergonzada por mi repentina osadía.


- Ah, ¿enserio? - le escuché decir a mi espalda y me limité a asentir. - ¿Sería muy raro preguntarte por alguna de esas cosas?


No, le respondí en mi mente, antes de ir por un plato hondo para servirle un poco de sopa.


- ¿Qué es lo que quiere saber?


Love Match | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora