Love Match | Park Jinyoung

32.

- ¿Estás lista para volver a trabajar? - preguntó Jinyoung, mientras me llevaba en su auto a la editorial Han.

Su mano sujetaba la mía como si esta hubiese sido hecha para estar junto a la mía y a mí me fascinaba esa sensación a tal punto que podía quedarme viendo nuestros dedos entrelazados por horas.

Pero no era solo mi mano la que se había acostumbrado a él. Durante los últimos dos días, mi cuerpo entero encontraba calma entre los brazos de Jinyoung y al descansar contra su pecho. En las noches, los latidos de su corazón habían sido mi canción de cuna y su voz en mi oído había sido mi despertador. Así que, volver al trabajo, volver a nuestras rutinas y con ello, al poco tiempo libre que teníamos, hacía que se formara un nudo en mi estómago.

- Te voy a extrañar. - admití, teniendo confianza plena para decirle aquello.

Jinyoung pasó su pulgar suavemente por el dorso de mi mano y aunque no quitó la mirada de la calle, sonrió ampliamente para mí.

- Yo también te voy a extrañar. - replicó. - Pero no trabajamos ni vivimos lejos del otro. Podemos vernos para almorzar o al terminar la jornada.

- Sí, pero ya no vamos a estar juntos todo el día. - me lamenté, haciendo un puchero para él.

¿De dónde demonios había salido esa Eun Bi? ¿Qué era lo que Jinyoung había hecho conmigo para lograr que, con solo estar cerca de mí, mi cuerpo se volviese de gelatina y tuviese tantas ganas de abrazarle con fuerza y no dejarle ir nunca?

Jinyoung rió y aprovechando una luz roja, se inclinó hacia mi asiento para darme un beso en la mejilla.

- ¿Quieres mudarte conmigo? ¿Eso es lo que estás intentando decirme?

- No... - repliqué, fingiendo inocencia, cuando una vocecilla en mi cabeza me gritaba que era esa la intención detrás de mis palabras. - Llevamos menos de una semana saliendo juntos, así que no creo que sea apropiado.

- ¿Y cuando será apropiado? - rebatió, pasando sus dedos por mi cabello. - Prácticamente, hemos estado viviendo juntos estos últimos días.

- Sí, pero mi hermano estaba allí. - Jinyoung apretó los labios y asintió.

- Touché. - dijo, mientras volvía a su sitio para continuar manejando. - Entonces, no te estés quejando, Kang Eun Bi. - añadió riendo.

- ¡No me estoy quejando!

- Sí, lo estabas haciendo. - me corrigió, mostrándome la palma de su mano para que volviese a tomarla. - Si no quieres que nos mudemos juntos, ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor?

- No es que no quiera vivir contigo, es que no quiero dar pasos en falso. - Jinyoung asintió, entendiendo lo que decía. - De verdad, quiero que las cosas funcionen entre nosotros.

- Yo también, Eun Bi. - replicó de inmediato, llevando mi mano a sus labios para besarla fuertemente. - Quiero que estemos juntos, que estemos bien. Y así será, lo prometo.

Jinyoung estacionó frente a la editorial Han y se inclinó para poder quitarme el cinturón de seguridad con suavidad. Su rostro quedó tan cerca del mío que, si estiraba los labios un poquito, podía besar su mejilla.

Él giró lentamente hacia mí para poder verme frente a frente y con una sonrisita en los labios, besó la punta mi nariz fugazmente.

- Ten un buen día en el trabajo. - susurró, todavía sin volver a su asiento. - Vendré por ti en la noche para llevarte a casa, ¿te parece?

- Me encanta. - admití. - Esperaré pacientemente la hora de salida.