FIN.

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- ¡Me encanta! - exclamó Mi Rae, aplaudiendo una y otra vez.

- ¡A mí también! - repliqué en el mismo tono y, aunque con dificultad, me uní a los saltitos que mi mejor amiga daba.

- Jinyoung va a desmayarse cuando te vea así. - añadió con emoción, en cuanto sostuvo mis manos. - Vestidos hay muchos, pero este parece haber sido hecho solo para ti.

- ¿Enserio? - pregunté, volteando hacia el espejo para verme una vez más.


El vestido elegido era de hombros caídos y silueta tipo columna, adornado con encaje y algunas piedras brillantes que lo hacían parecer sacado de un sueño. Me encantaba la forma en la que me veía con él. Me encantaba la forma en la que la tela parecía acariciar suavemente mi piel, ajustando en los lugares indicados y dejando en la libertad necesaria a mis piernas. Me encantaba que, al usarlo, pareciese una princesa, una de esas de los cuentos de hadas que me contaban de pequeña.

Me había enamorado de este en cuanto lo había visto en la tienda del diseñador con el que el señor Bok, el organizador de bodas de la familia Kang, me había agendado una cita. Los vestidos de aquella casa eran únicos en el mundo. El diseñador solo hacía uno de cada tipo con la creencia de que cada vestido tenía ya una dueña elegida, desde antes de comenzar a elegir la tela adecuada.

Yo era la dueña de ese vestido y no podía estar más orgullosa de ello.


- Agendaré una prueba más, un par de semanas antes de la boda, para estar seguros que el vestido se verá perfecto en ti, Eun Bi-ssi. - me dijo el diseñador, mientras me observaba a un lado del espejo con una sonrisa de orgullo al ver su obra maestra encontrar a su dueña. - Me aseguraré de que tu novio llore en cuanto te vea por primera vez con el vestido.

- Gracias. - murmuré con una sonrisa y en cuanto lo dije, el hombre hizo una breve reverencia con la cabeza y se marchó para que yo pudiese cambiarme.


No lo podía creer. Cada vez se acortaba más la lista de cosas por hacer, antes de el día de la boda. Cada vez se acortaba más el tiempo de espera para convertirme en la esposa de Park Jinyoung.


x



En cuanto le pagué al conductor, bajé del taxi y entré al hospital Yongdo lo más rápido que pude. Recorrí todo el primer piso hasta llegar al ascensor y ya allí, presioné el botón del piso número 6, en el que se encontraba el área de Terapia Física y Rehabilitación.

Me había aprendido el camino de memoria, luego de acompañar a mi novio a todas y cada una de sus terapias. Él odiaba ir porque decía que su cuerpo podía sanar solo, así que me había convertido en la encargada de sacarlo de la cama y llevarlo a rastras a Yongdo.

Pero ese día en particular, no había podido ir con él por la prueba de vestido. Jinyoung había protestado y hecho berrinche cuál niño chiquito, insistiendo en ir conmigo y postergar la terapia, pero yo me había negado. No quería que me viese con el vestido hasta el mismo día de la boda y tampoco quería que se saltara una de sus terapias.



- Buenas tardes. - saludé a la encargada. - ¿El paciente Park sigue en terapia?



La joven revisó rápidamente en el historial de pacientes y luego, asintió para mí.



- Ya está por acabar. - replicó, sin poder evitar que sus ojos bajaran hacia el diamante que adornaba mi mano. - Es su prometida, ¿no es así?

- Sí, así es. - le dije con orgullo, sin poder evitar sonreír como boba.

- Ya recuerdo. - añadió, llevándose una mano al mentón. - Siempre viene con él.

- Exacto.

Love Match | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora