21.

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- Sí, señor Park. - repliqué, luchando por desviar la mirada de Jinyoung.


Pero eso parecía casi imposible. Él seguía siendo el misterio más perfectamente imperfecto que había conocido y eso, instantáneamente, le volvía el centro de mi atención en cuanto entraba a una habitación.


- Me alegra. - replicó el hombre con una sonrisa casi imperceptible.


Había cumplido su cometido. Había incomodado a Jaebum, a quien no le había contado del arreglo floral que había recibido.

Jinyoung comenzó a dar un paso tras otro en dirección hacia mí, hacia nosotros. Se detuvo justo frente a mí y con total soltura, con total confianza, se inclinó ligeramente hacia mí para que su rostro quedara más cerca del mío.

La mano de Jaebum y su brazo entero se tensaron, y aunque no hizo movimiento alguno, se mantuvo alerta de lo que Jinyoung haría a continuación.


- Espero volver a cruzarnos. - susurró, solo para que yo le escuchara. - Espero que sea muy pronto. - añadió, pasando la punta de la lengua por sus labios, y dicho aquello, se despidió y se marchó seguido de su mejor amigo.


x


- Youngjae ya me contó lo que pasó en la compañía. - comentó mi hermano, mientras yo me desmaquillaba frente al tocador de mi nueva habitación.

- Son una pareja de chismosos. - me quejé y, utilizando mi reflejo en el espejo, le saqué la lengua a mi hermano.

- No es su culpa que tu vida sea más interesante que los mismísimos dramas que salen en televisión. - dijo riendo, mientras giraba para quedar recostado sobre su estómago y con las piernas jugueteando en el aire. - Ahora, cuéntale a tu hermano mayor por qué el señor Park te envió flores el mismo día que tuviste una cita con Im Jaebum.

- No sé. - mentí y, para hacerlo más creíble, me encogí de hombros.


Pero Mark no lo creyó. En su lugar, se echó a reír.


- Te conozco de toda la vida. - me dijo, apoyando su barbilla sobre sus manos. - Sé que algo ocultas. Pero lo que no entiendo es por qué no me lo quieres contar.

- Porque es absurdo. - argumenté, aunque una vocecilla en mi interior me gritó que esa no era la razón.


Mark frunció el ceño y me clavó la mirada, como solía hacer cuando éramos niños. Se quedó en la misma posición durante todo el tiempo que me tomó mi rutina de noche y solo cuando me acomodé en el poco espacio que me había dejado en la cama, se movió para quedar sentado y cruzarse de brazos con la misma expresión en el rostro.


- ¡Bien! - cedí, exasperada. - Creo que hay una posibilidad de que le guste al señor Park.


Mark se quedó en silencio por un par de segundos, antes de ahogar una carcajada.


- ¿Qué tienes? - le pregunté, pero eso, en lugar de controlarlo, incentivo su risa. - Te dije que era absurdo.

- No es absurdo, eso es evidente.

- Claro que no. - me defendí, cubriendo todo mi cuerpo con una frazada. - Es... Era mi jefe.

- Desde el momento que lo vi por primera vez, supe que le gustabas.

- ¿Qué? Eso es una mentira. - insistí, cayendo en negación.


Mi hermano casi nunca se equivocaba cuando de esos asuntos se trataban. Un par de años estudiando el comportamiento humano le habían dado la facilidad de detectar las pequeñas señales que soliamos dar al intentar ocultar algo.

Love Match | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora