17.

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Suaves caricias en mi cabeza comenzaron a traerme de regreso del mundo de los sueños. Se sentía tan bien que no quise abrir los ojos rápidamente, solo quería seguir disfrutando de la suavidad con la que aquellos dedos pasaban por mi cabello.

Por un segundo, tuve la loca idea de que mi hermano había entrado a casa. Pero luego, los recuerdos del día anterior volvieron a mi con brusquedad y me hicieron abrir los ojos de inmediato.

No estaba en mi casa, estaba en casa de Park Jinyoung. Y si estaba en su casa, la única persona que podía estar pasando su mano por mi cabeza era él.

Una mezcla de emociones se desataron en mi interior, en el instante que me di cuenta de lo que estaba pasando. Me había gustado, pero no era correcto.

Jinyoung era mi jefe, por el amor del Cielo.



- Buenos días. - escuché su voz rasposa y al instante, retiró su mano. - Te quedaste dormida anoche.

- Lo lamento. - murmuré, levantando la mitad de mi cuerpo que había dormido en su cama, a la altura de su pecho. - Ayer tenías fiebre y quise esperar a que bajara.



Jinyoung asintió con una expresión neutral, aquella que parecía un muro de protección de sus emociones. Parecía intentar decirme que no importaba, que podía dormir allí mil veces más, pero para mí era inconcebible y solo quería salir corriendo. Así que, todavía sintiéndome culpable, acerqué mi mano temblorosa a su frente para comprobar que la fiebre hubiese bajado para luego poder reunir mis cosas e irme.

Su piel era cálida, pero nada fuera de lo común. La fiebre había bajado y, a juzgar por su rostro, la enfermedad estaba yéndose lentamente.



- He dejado sopa en el refrigerador, cuando tengas hambre, puedes calentarla. - anuncié, mientras me levantaba del sofá de un cuerpo en el que la otra mitad de mi cuerpo había dormido. - Será mejor que descanses todo el día.



Los ojos de Jinyoung seguían atentos cada uno de mis movimientos y aquello contribuía a mis nervios. Repentinamente, había vuelto ser la Eun Bi en su primer día de trabajo, la Eun Bi intimidada por su jefe.



- Debería regresar a casa a cambiarme. - murmuré, volteando hacia la puerta de la habitación.

- Deberías. - me apoyó Jinyoung, pero no fui capaz de verle a los ojos. - Tomate el día libre, Eun Bi. Te veré mañana a primera hora.

- Muchas gracias. - repliqué, haciendo una rápida reverencia en mi camino a la salida.



x



Una manzana antes de llegar a mi edificio, pude reconocer la silueta de mi hermano en la puerta. Me bastó ver sus brazos cruzados y la punta de uno de sus pies dando golpes al suelo para saber que estaba en problemas.



- Mark. - saludé con cautela, al bajar del taxi.



Él me vio con ojos entrecerrados, reconociendo que llevaba la misma ropa del día anterior, y sin pronunciar una sola palabra, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia dentro del edificio de apartamentos.



- Te llamé hasta el cansancio. - dijo, de pronto, mientras subíamos por el ascensor.

- Mi celular se quedó sin batería. Lo lamento.

- ¿En donde dormiste anoche? - demandó saber con brusquedad, sin intención de ocultar cómo se sentía.

- Mi jefe se estaba sintiendo mal, así que fui a llevarle medicinas y a asegurarme que estuviese bien. - comencé a explicar, sintiendo que me estaba hundiendo poco a poco. - Pero se me hizo muy tarde y no pude...

Love Match | Park JinyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora