Y pensar que esos labios
enloquecidos de fiebre,
febrífugos, febriles,
me enfebrecían, ¡y cómo!Me enternecían tus ojos, sí,
pero tus labios —esas carnosas figuras
de labiadas sombras, de luces sembradas,
de horizontes navegantes— me amaban.
Me llamaban, me sonreían.Ígneos ellos,
genio andante y amante
de la luna.
Par exacto de mis labios,
amigos míos, hermanos.
Enajenación, sí, pero hermosa,
digna de la luz eterna.Tus labios, genio de luna.
ESTÁS LEYENDO
Aquestas plumas de otoño ©
PoetryOBRA GANADORA THE WATTY 2019 y Destacada en el perfil de @Poesia_ES. «Donde hay dos uno hay, y donde hay uno no hay dos» ~Poemario de Nina Olenn. Todos los derechos reservados. ®