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Y no lo niego:
En tu falla tengo mis faltas.
Tantas noches sin rieles,
tanto ahogo desmedido,
tanto clavo y martillo,
y agujero en una casa de luna
de madera raída, desvencijada.
Y esa madurez prematura
que sirve y no sirve.
Que vuela y encadena.

Tengo cimiento de luna en los huesos,
trino de luna en la voz,
y también de la luna el enojo.
Tengo corteza de luna en las llagas,
piel de luna en el alma,
en el pecho un suspiro lunar.
¡Ah!, y de la luna también el amor.

Aquella ciudadela me conjura.
El que la haya visto allén,
el que me entienda
se sabe a la vera de su entierro.
Lo cuenta la leyenda del Parasiemprejoven:

Dormitando en altas ramas, acunado,
ocurriósele a aquel mirar al cielo,
Y dio o vio el celaje de una sonrisa,
y cayéndose elevóse,
y despertóse el muchacho muriendo.

Aquestas plumas de otoño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora