Mis barrotes eran solo palabras,
verdades ajenas que alguien pronunció
y yo, ingenua, creí.
Palabras feroces que roban inocencias.
También ojos, y falos, y desilusión.
La perdida de la intimidad confiada,
no había luz sin sombras. Paranoia.Dolor sobre otro dolor.
¿Se desangraría una ausencia hasta morirse?,
pregunté a nadie.Y nadie me contestó.
No.
Desde entonces anduve sangrando.
Sin morir nunca.
Así llegué a ser, de los abismos, el más hondo.
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Aquestas plumas de otoño ©
PoetryOBRA GANADORA THE WATTY 2019 y Destacada en el perfil de @Poesia_ES. «Donde hay dos uno hay, y donde hay uno no hay dos» ~Poemario de Nina Olenn. Todos los derechos reservados. ®