064

19 10 1
                                    

Los que te han visto callan,
los que te conocen lloran sin hablarlo,
no lo cuenta quien te ha probado el vuelo,
ni se atreve a alzar la voz sobre ti quien te sabe.
Aquel que cruza tus fronteras, oh inconmensurable,
pierde nortes y caminos, y se queda a la vera,
a la vera siempre de lo que creyó digno.
El que se acerca a hablarte, si le dejas,
como por velo corrido, queda aislado del sentido
se va a la otra ribera con los ya idos,
sin esperas, sin opciones.
Les llaman los acongojados, los muertos,
los locos, los mancos, los amanerados,
los sin nombre, los odiados, los tristes,
los enloquecidos, los locos de Cristo,
los amañados, los caídos, los endemoniados.
No se cansa aquella gente de ponerles nombre.
No hay quien entienda si no muere,
si no pasa por el filo que los otros han probado.

Entre otros nombres que pronuncian,
por si poco fuera,
también les llaman los inocentes.

Aquestas plumas de otoño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora