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Y de Saturno, de sus restricciones,
recuerdo un beso.

Paredes estrechas, de fría constancia,
una puerta de cerraduras antiguas,
sin ventanas, con infinitas celosías,
ojos en los rincones, en las esquinas,
susurrando quién sabe qué cosa,
nombres, canciones, recuerdos, lugares.
Ojos mirándolo todo con hambre.

De Saturno son aquestas plumas de antaño,
aqueste orror, así sin hache, molesto,
inquietante, sin gracia,
pero con alguna gloria.

La suya.
La inmisercordia.
El olvido del yo.

Aquestas plumas de otoño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora