Capítulo 26

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Ya era tarde, exactamente las ocho veintitrés de la noche. En unos minutos más Hoseok se iba a Gwangju, y ese poco tiempo lo aprovechó con Sunhee. En este momento estaban charlando muy animadamente en sofá. Ella tenía su cabeza recostada en el regazo de él, mientras que éste le acariacaba el cabello con suavidad. Haeun y Jungkook seguían ahí. El clima era bueno, o eso parecía. Hoseok le había pedido a Jungkook y Haeun que no dejarán a su querida amiga sola. Lo sabía muy bien, Sunhee podía cuidarse sola, no necesitaba un tutor, una niñera o algo así. Ella era sola, no le agradaba que estuvieran encima de ella todo el tiempo. Claro, debían ser cautelosos y no nombrarle nada de ésto a Sunhee.

─Creo que ya me tengo que ir.. ─murmuró. ─¿Me das permiso, Sunnie? ─le sonrió.

─Claro. ─se enderezó. ─¿Ya te vas..?

Hoseok asintió con la cabeza. Estaba en la hora. Dentro de veinte minutos tendría que partir a Gwangju. Le dedicó una última sonrisa a su amiga y caminó a su habitación. Sunhee se acomodó en el sofá, haciéndose bolita. Todo esto la tenía mal. Tenía muchas ganas de llorar pero las retenía como podía. No se iba a derrumbar ahí mismo, enfrente de Haeun y Jungkook, quiénes no parecían irse nunca. Ya no sabía cómo pedirles 'sutilmente' que se fueran. Tampoco quería ser fatigosa y echarlos así como si nada. En un par de segundos apareció Hoseok, sonriente, como siempre. En uno de sus hombros llevaba su mochila. Se acercó a Haeun y Jungkook, despidiéndose de ambos. Haeun parecía estar igual o peor que Sunhee. Él y ella se habían vuelto muy amigos, pasaban una gran parte del tiempo juntos. Sunhee ya había comenzado a sacar conclusiones, pero no era tiempo de pensar en ello. Jungkook y él se despidieron con un abrazo emotivo y un par de palmaditas. Pareciera que no volviera en años, y solo sería una semana. Luego se acercó a Sunhee, presionó sus labios con fuerza, reteniendo las lágrima que pedían a gritos salir. Le abrazó con fuerza y depósito un beso en su mejilla, deseándole un lindo viaje. Jungkook le acompaño hasta afuera del edificio, ya que, Sunhee no quiso ir, se negó rotundamente. Apenas salió por la puerta, Sunhee corrió a su habitación a encerrarse en ella. No pretendía quedarse ahí, charlando con Haeun y Jungkook, claro que no. Se lanzó a su cama, dispuesta a desvelarse toda la noche. Una semana sería una eternidad para ella. Esa presión en el pecho nuevamente volvió. Haeun le llamaba desde afuera, pero ni se inmutó, no le abrió, tampoco le respondió. La joven insistía, hasta que llegó un momento donde dejó de hablar. No le importó tener a sus visitas ahí afuera. Le dió totalmente lo mismo. Temía lo peor. La última vez que Hoseok se fue, le prometió que se iba por cinco días, ¿Y qué ocurrió? No volvió en un mes. Su familia conocía a Sunhee y nunca les agradó. Estos eran suficientes motivos para alimentar su tristeza. Se quedó pensando en diferentes cosas, tenía miles de preguntas en la cabeza, intentando darle una respuesta a cada una de ellas. Falló. El sonido de la puerta de la entrada llamó su atención. Creía que sus amigos se habían marchado, no tenían nada más que hacer aquí. No podía retener más tiempo las lágrimas. Una de ellas se escapó. El nudo en la garganta dolía, y cada vez más. Creía estar completamente sola y dejó salir todas sus lágrimas. Desahogándose con su soledad. El sonido de la cerradura de la habitación captó su atención. Había suponido mal. No estaba sola. Se giró a ver de quien se trataba, con las esperanzas que fuera su mejor amigo. Jungkook venía acercándose a ella. Le miraba con pena.

─Uhg. Vete, por favor. ─cubrió su rostro con una almohada.

No acató las órdenes. No le importó lo que decía ella. Se sentó a su lado y quedó ahí, sin articular ni una sola palabra.

─¿Te quedarás ahí, como si nada? ─se sorbio los mocos.

─Uhg. Limpia esos mocos, sucia. ─le reprochó.

─Cállate. ─le exigió. ─Cuando estabas enfermo, todo el tiempo estabas así. Con los mocos colgando. Fue agotador cuidarte.

Seguía con su rostro hundido en la almohada, bueno, de todas formas esto no le evitaba hablar con el castaño.

─Creo que nunca te dije gracias. ─admtió avergonzado. ─Supongo que es mi turno de cuidarte, ¿No crees?

─No, por favor vete. ─dijo. ─Estoy bien sola..

─No lo estas. ─rió. ─¿O crees que no sé que estás llorando?

Todo quedó en silencio. Tenía razón. No se lo iba a negar, tampoco lo iba admitir. Un par de lágrimas rodaron por las mejillas de Sunhee. Jungkook supuso que estaba llorando. Se recostó a su lado y comenzó acariciar su cabello con suavidad, de la misma forma que Hoseok. Más motivos para llorar, pensó ella. De un segundo a otro comenzó a canturrear una canción. Sunhee no sabía de quien rayos era, no tenía idea, pero la voz de Jungkook la tranquilizó un poco. Era tan suave y fina. Aún no entendía como podía tener una voz tan suave, melódica y tranquila, si era tan pesado e irritable. Sus ojos se hicieron más pesados, el sueño comenzaba a invadir todos sus sentidos. Sus mejillas húmedas. El canto de Jungkook. Los recuerdos. Sentía que se iba desvanecerse en cualquier instante. Se giró con los ojos cerrados y estrechó sus brazos contra el cuerpo de Jungkook. Le urgía un abrazo y que le hicieran cariñitos en el cabello. Jungkook la miro con recelo y le abrazó de la misma forma, entregándole su cariño, calor corporal y amor. Seguía acariciando el cabello suave y lacio de la joven. Sunhee poco a poco se estaba quedando dormida.

(...)

Nueve de la mañana. La habitación estaba oscura. Hoy no era un día caluroso como los anteriores. El día estaba bochornoso, con muchas nubes en el cielo, cubriendo el sol. Las clases en el Instituto habían comenzado hace una hora atrás. Jungkook y Sunhee seguían en el departamento, durmiendo, muy acurrucados. Podría decirse que seguían en la misma posición de ayer. El sonido de los pájaros cantando, despertó a Sunhee, quien gruñía molesta por ello. ¿No podían cantar en otro lado? Abrió ligeramente sus ojos, encontrándose con el rostro de Jungkook. Tenía la boca semi abierta. Su cabello despeinado. Parecía un total bebé. Sunhee fijó sus ojos en los labios del joven. Por alguna razón sentía una extraña atracción respecto a éstos. Tenía ganas de sentir sus labios sobre los de ella. Como la última vez. Se giró con molestia, planeaba levantarse e ir a alimentar su pobre estómago. Y de pasó, ir a buscar a su mejor amigo. Todas esas ideas se desvanecieron al recordar que su mejor amigo se había ido. Por una semana. Presionó sus labios con melancolía. Levantó una cobijas para levantarse pero los fuertes brazos de Jungkook la detenieron, presionandola contra él.

─Ay, Jungkook, quítate. ─se quejó golpeando un brazo del chico.

Solo recibió un gruñido por parte de él. Por alguna extraña razón le recordó a ella. Siempre hacia eso.

─Jungkook, suelta. ─bufo.

─Jinsoul, quédate aquí. ─habló.

¿Jinsoul? ¿Quién mierda era ella? Sunhee le golpeó con su codo el estómago, logrando escapar de los brazos de Jungkook. Él comenzó a lloriquear con molestia, preguntándole por que había hecho eso. Muy imbécil a sido al llamarle Jinsoul.

─Imbécil. ─le insultó, lanzando una de sus prendas.

─¿Por qué hiciste eso? ─se reincorporó en la cama, tocando su zona golpeada.

─Eres un idiota. ─dijo. ─¡Me llamó Sunhee, Yong Sun-hee! ─gritó exaltada. ─¿Lo captas? ¡Sunhee, no Jinsoul!

Gritó nuevamente, histérica por lo de aquello. ¿Cómo tenía el descaro de confundirla con otra chica y más encima en su propio departamento? Que horror.

Sin duda, Sunhee estaba celosa, ¿Quién rayos era Jinsoul?

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Smile, please. ©Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora