Capítulo 30

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Allí estaba él. Vestía un pantalón de Jean, una polera una talla más grande que él. Lucía bien, Jungkook siempre vestía ropa cómoda para él. Su rostro solo expresaba algo; confusión. No creía ver a Sunhee bajando las escaleras para irse del lugar. Esbozó una sonrisa y habló.

─Buenos días, ¿Ya te vas? ─se interpuso en su camino.

─Si ya me voy, ¿te quitas? ─una mueca singular se plantó en su rostro.

─No has desayunado aún. ─se excusó. ─Baja a comer algo.

─No tengo apetito, gracias. ─negó con fastidio.

─Vamos Sunhee, ¿No quieres ver tus videos de anoche? ─se burló. ─Estan muy buenos. Tú de fiestera, excelente servicio.

Sunhee le miro atónita, ¿le había grabado? Otra duda resaltó, ¿el había estado presente anoche? ¿En qué momento?

─¿Qué dices? ─cuestionó. ─No puedes haberlo hecho..

─Si que sí. ─sonrió. ─Sube cariño.

No le quedó de otra. Bufó con molestia y volvió a la habitación de arriba. Se sentaron en la cama y Jungkook le mostró los videos. Eran solo dos, en uno bebía y en el otro bailaba. No eran muy duraderos, lo suficiente para grabar el momento justo y preciso. Sunhee observaba cada uno de los videos con repulsión, decepcionada por su comportamiento. Que terrible, que inmadura. Sin duda esta sería la última vez que asistía a una fiesta. Se tapó el rostro con ambas manos, avergonzada de sí misma. Jungkook solo reía, burlándose del estado de Sunhee.

─Deja de reír imbécil. ─le golpeó con un cojín.

─¿Qué? ¿No te gusta? ─le interrogó soltando una que otra carcajada. ─Ayer lo disfrutabas. 

─Uhg. Que asco.

No agregó nada más al tema. Se quedó en silencio unos segundos, cruzada de brazos. Sunhee se asemejaba a una niña pequeña. Podría ser muy antipática, fría, molesta y aburrida, pero por dentro, era tan solo una niña que necesitaba amor y darle el gustos en todo. El joven castaño sonreía enternecido al ver aquella faceta de Sunhee, quisiera conocerla un poco más a fondo.

─Si borró los videos.. ¿Me acompañas a comer un helado? ─esbozó una sonrisa cálida, confortable.

De algún forma aquella sonrisa de niño pequeño le convenció. Aceptó con recelo, no se fiaba completamente en las palabras de Jungkook. Con facilidad podría haberle mentido. Le propuso que borrara los vídeos primero, pero el se negó. El tiempo que a pasado junto a Sunhee le sirvió de mucho para conocerla. De seguro se iría y lo dejaría solo, como siempre. Tardó un rato en pensarlo y al final termino por transigir la propuesta del joven. Era tentadora. Solo esperaba que Jungkook no fuera un dolor más para su pobre cabeza.

Al rato bajaron a la planta de abajo. Haeun estaba allí. Lucía unas ojeras horribles, su maquillaje estaba corrido, llevaba una camisa de color salmón, simple y cómoda. Como anhelaba Sunhee tener una así en este momento. El vestido ya no era cómodo. Para nada. Le saludó con un gesto simple. No aceptaría salir nunca más con ella. Haeun le sonreía débilmente, quizá tenía una resaca igual o peor que la de Sunhee. Jungkook la guió hasta la cocina de la amplia y enorme casa. Era muy bonita. Tenía las paredes empapeladas con diseños típicos de cocina. Manzanitas y todo eso. Taehyung estaba ahí. Canturreaba una canción, desconocida para la joven.

─Me sorprendes Taehyung, ¿Tú preparando el desayuno? ─comentó.

─Si, si. Gracioso Jungkook. ─se giró riendo.

Se percató de la presencia de un tercero, Sunhee. Presionó sus labios y alzó las cejas. Creía verla fuera de casa ya.

─¿Vas a desayunar? ─le preguntó, recargando sus manos en la encimera que estaba enfrente de él.

Smile, please. ©Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora