Capítulo 31

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Sunhee.

Iba caminando por las aceras de Seúl. La serenidad reinaba en las calles. Todo parecía estar relajado, las personas, los autos, el mundo entero. O eso creía yo. Me quedé con la duda en la cabeza, ¿era cierto lo que pensaba o era por tener a Jungkook a mi lado? Sería ridículo. Él es uno de mis problemas, con él no conseguiría tranquilidad, o eso lo era antes. Mi relación con él a cambiado bastante. Mis sentimientos, las mil emociones que siento al estar junto a él. O cuando une sus labios con los míos. Me hace sentir mariposas en el estómago, es algo tan fascinante. Jamás lo había vivido antes. Pero ahora que lo pienso, me siento asqueada, ¿desde cuando soy así de cursi? Que horror, siento ganas de vomitar.

En el transcurso del día he intentado marcar al número de Hoseok. Hoy por la mañana recibí un mensaje de él, burlándose y reprochando mi actitud de la noche anterior, fue muy estúpido e inmaduro de mi parte, lo admito, después de eso le envié unos mensajes, pero ninguno fue respondido. He de decir que lo extraño mucho, solo espero que vuelva pronto, dos semanas es una infinidad, miles de cosas pueden suceder desde entonces. Tomé mi celular entre las manos y llamé a su número.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

Sin respuesta.

Decir que me frustró eso, es poco. Me dolía no tener cerca a mi mejor amigo. Suspire con pesadez, no creía soportar todo esto. Jungkook me miraba de reojo, confundido por mi actitud. No le presté mucha atención. Quería llegar a mi hogar, a descansar. Un recuerdo se me vino a la cabeza, estaba olvidando algo, y no sabía bien lo que era.

─¿Ocurrió algo? ─me miro con recelo. ─Te vez inquieta.

─He olvidado algo.. ─murmuré. ─Uhg.

─¿Qué cosa?

─Es.. Yo.. ¡Debo ir a trabajar! ─exclamé histérica.

Por fin lo hacía recordado, llegaría tarde nuevamente. Estaba pasada del horario. Comencé a maldecir en voz alta, ¿como podía ser tan tonta? Me despedí de Jungkook con un ademán y salí corriendo. Claro, él venía atrás, gritando mi nombre. Que odioso. No le preste ni la mínima atención. Debía llegar lo antes posible, sinó, me van a echar del local. Este sería mi tercer fallo, dentro del mes. El local donde trabajo está algo lejos de donde me encontraba, no llegaría a tiempo si corría, no era lo suficientemente rápida y odio correr. Me detení en seco y pensé en alguna opción. Tendría que llamar a un taxi y pedir que me llevé. Jungkook venía atrás, orriendo como un niño. Me giré a verlo y me reí de él, en su propia cara.

─¿De qué te ríes? ─cuestionó jadeando. Me sorprendía verlo así con tan solo correr un poco, el era un chico que se ejercitaba mucho. ─¡No puedes irte así nada más!

─Uhg, si puedo. Necesito un taxi.. ─murmuré lo último, enredando mi cabello.

─¿Un qué..? ─alzó su vista hacia mi.

─¡Un taxi! ─ahogué en un grito. Estaba totalmente nerviosa. ─¿Estás sordo, o qué?

No respondió nada. Tenía el dinero suficiente para pagar un taxi o irme en autobús, pero Jungkook se ofreció a llevarme, demás esta decir que me desconcertó su 'ayuda' ¿Cómo podrá el llevarme si no auto tiene? Me dijo que esperará unos segundos, que venía alguien por nosotros y nos llevaría. Me negué, en ese tiempo podría llamar y pedir un taxi, no podía esperar más. Creía que en cualquier segundos iba a colapsar. Me costó mucho conseguir ese trabajo, necesitaba el dinero, no podía perderlo. Unos minutos después un auto se paró en frente de nosotros. Uno negro, bien lujoso, descapotable. Por un momento pensé que podría ser el amigo de Jungkook, el chico ese con gustos caros, Taehyung. Pero no fue así.

La ventana del copiloto bajaba con lentitud, dejando ver el rostro de un hombre mayor, no podría decir que abuelo o viejo, pero mayor y adulto.

─¿Los llevo? ─esbozó una pequeña sonrisa.

Jungkook paso a mi lado, indicando que subiera al auto. Abrí la puerta de atrás y entré en el auto. Un olor a almendra logré percibir en aquel momento. Sonreí gustosa, era un olor agradable. Jungkook se sentó a mi lado, cruzado de brazos. El auto partió con rapidez, lo suficiente para llegar rápido a mi destino.

─¿Dónde es? ─se acercó a mi oído, susurrando.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, sentir la respiración de él tan cerca y su voz, era incómodo, o cómodo. No sabía expresar lo que me hizo sentir en aquel momento. Jungkook lo notó y soltó una ligera carcajada.

─Hongdae. ─respondí.

(...)

─¿Te puedes ir? ─repetí por enésima vez.

Solo negó, sonriendo. Había llegado tarde al local, lo primero que ví fue al dueño, no al hijo, sinó, el dueño de este local y el otro, mucho más famoso. Me disculpe muchísimas veces, haciendo reverencias delante de él, pero no le bastó. Hoy sería mi último día aquí. Me sentía frustrada, nuevamente lo arruine. Quería salir de ahí, golpear a alguien, estar sola, echarme a llorar.. Sentía demasiadas cosas a la vez y no era bueno. No lograba entender mi frustración. Con facilidad podría encontrar otro local donde trabajar, pero no. En las películas y series lo plantean todo tan fácil, como si de la noche a la mañana puedas obtener trabajo, que estúpido.

Jungkook no ayudaba en nada. Estaba ahí, sentado al frente de mi, sonriendo como imbécil. Quería quitarme estas ganas de golpearlo, pero me quedé ahí, sin tocarle ni un pelo. No podría. Suspire con la paciencia al límite, necesitaba salir lo antes posible de aquí.

─No te pongas así, Sunhee. ─hizo una mueca extraña. ─Conseguirás otro empleo, mucho mejor, ¿no crees?

─¿Y tú crees que toda está mierda es muy fácil? ─apoyé mis manos sobre la mesa.

Jungkook se alejó un poco, sabía lo peligrosa que podría llegar hacer.

Suspire por enésima vez, ya había perdido la cuenta. Creía que iba a explotar ahí mismo.

El sonido de la campana me sacó de mi burbuja, un nuevo cliente había entrado. Namjoon no había venido a trabajar, pidió el día libre, vaya suerte tiene el chico, ¿eh? De todos modos, lo merecía. Trabajaba casi todos los dias, en medio tiempo. Tenía muchas obligaciones que cumplir, según lo que le contaba al dueño. La Universidad era uno de ellos. Dejando todo eso de lado, miré en dirección a la puerta; un chico alto y con capucha caminaba hacia una mesa. No logré divisar su rostro, pero podría decir que me familiarice de alguna forma.

Jungkook se giró a ver de quien se trataba, al no coincidir, volvió a su postura. Dejé el trapo que tenía en la mano a un lado y caminé hasta allí. Intenté regalarle una de mis mejores sonrisas, pero lo único que conseguí fue una mueca de mal gusto.

Ni siquiera a mi me darían ganas de comer algo recibiendo tal sonrisa.

─Buenas tardes, ¿qué se le ofrece? ─ siseé. ─Tenemos una gran variedad de dulces y pasteles.

La persona que estaba al frente de mí, no se movió. Ni siquiera emitió un sonido. Me quedé congelada, ¿qué se supone que debo hacer? Me ha ignorado por completo, es una total falta de respeto.

Me trague las groserías que quería decir y volví hablar.

─Hey, ¿ocurre algo? ¿Un pastel se le apetece? ─volví a preguntar, elevando el tono de voz.

Sin respuesta nuevamente.

─Te estoy hablando, si no quieres nada, solo dilo imbécil. ─golpeé la mesa.

Por fin se giró a mirarme, al darme cuenta de quién fue, me quedé perpleja.

¿Qué hacia él aquí?

Smile, please. ©Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora