Capítulo 32

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Narrador omnisciente.

Sus ojos oscuros se toparon con los de la castaña. Tenía una expresión sería e indiferente, aquella tan similar a la de ella, era una de las tantas cosas que tenían en común.

Apoyó sus manos sobre la mesa y se dispuso hablar.

─¿Qué haces aquí? ─interrogó, o más bien, demandó.

─¿Qué? ¿Acaso no puedo venir a comer algo? ─le devolvió la pregunta de forma indolente.

Yoongi estaba cruzado de brazos, esperando la respuesta de su contraria. Quería contener la risa, ver a Sunhee con moño, un delantal de cocina y todo el atuendo que correspondía a eso, le causaba mucho regocijo.

Sunhee en cambio, estaba totalmente distraída, no entendía por que el de cabellos más claros se encontraba en su trabajo o su ex trabajo, ¿había sido esto una simple casualidad o el la encontró?

─Muy Gracioso, Min. ─sonrió. ─Estoy hablando enserio, ¿cómo llegaste acá?

─Simplemente iba caminando, encontré el lugar y decidí venir a comer.

La menor no se confío en las palabras de su contrario, le parecía una total ofensa, no para ella, sinó, para el. Yoongi, un chico tan oscuro, antisocial, frío, ¿por qué tendría el interés de entrar a una pastelería con un empapelado tan cute y soft? Definitivamente su excusa no le había dejado conforme.

Jeon, quién se había dado cuenta de la presencia de cierta persona, observaba todo desde su lugar. El chico nunca le había agradado, y más que nada, era por su actitud, tampoco le agradaba la idea que Sunhee tuviera un amigo tan parecido a ella.

Al parecer, estaba celoso.

(...)

Un manto de neblina fría cubría Seúl, sin duda hoy era una de las noches más frías del año. La conversación se extendió bastante en el encuentro con Yoongi, ambos tenían mucho de que hablar, aunque esto haya sido favorecido para la chica, no lo fue del todo. El dueño del local observó toda la situación, por lo que molesto, decidió echar a la chica antes de terminar su turno, según él, no ayudaba para nada. Antes de poder retirarse, le entregaron un cheque con todo el dinero que según merecía por haber trabajado seis meses en el lugar. No era mucho la cantidad, pero le servía de mucho para sustentarse hasta que logrará encontrar un nuevo trabajo, no quería que Hoseok llegará y viera el desastre que había ocurrido sin el.

El ascensor del edifico estaba en mal estado y tocó subir las escaleras, pero por suerte, tenía una buena compañia. Yoongi acompañaba a la chica hasta su departamento, había sido un gesto sumamente mimoso por parte de el, cosa, que Sunhee agradeció mucho. Le agradaba la compañia de Yoongi, tenían mucho tema en común.

─Jamás había pensado que un día vería a Yoongi haciendo ejercicio. ─comentó, subiendo el último escalón de la escalera que llegaba al piso correspondiente de ella.

─Oh, Sunhee.. ─replicó, con una sonrisa burlona impregnada en el rostro. ─Estás muy graciosa hoy, ¿no es así?

Movió su cabeza, dándole a entender una respuesta afirmativa a su contrario.

Silencio, un silencio cómodo se extendió en todo el lugar, o más bien, todo el piso. Unas pocas luces alumbraban el lugar. Eran más de la once y era domingo, se suponía que todos debían estar durmiendo para trabajar al otro día o simplemente estudiar. Era muy particular todo, ¿habían escuchado aquella frase que dice; "una mirada puede decir más que mil palabras"? Bueno, eso ocurría en este momento. El chico de ojos rasgados intentaba transmitirle algo a Sunhee, pero ella como muy boba que era, no lograba entender sus indirectas. Las intenciones del chico eran claras, parecía acercarse a la joven con lentitud, con la clara intención de acercarse al rostro de ella. Confundir sus sentimientos era un propósito, aunque el no lo supiera. Centímetros los separaban, un tipo de barrera especial que impedía unir a ambos, en un abrazo, un beso: en algo increíble.

Smile, please. ©Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora