Nueve quince de la tarde, viernes. Seúl ya estaba en completa oscuridad, salvo por los faros que entregaban luz a los habitantes de Seúl y las estrellas, que brillaban en lo alto del cielo, finas y refulgentes. Haeun estaba allí, enfrente de ella, insistiendo en el tema. No parecía aburrirse, seguía con lo mismo, una y otra vez. Le había invitado a una fiesta, y ella, quería ir con Sunhee. Como era de esperarse, la joven se negó milésimas veces. Odiaba las fiestas, la música vibrando, el olor a alcohol, la gente fumando. Con tan solo pensar en ello de daba asco, náuseas. Era desagradable. Ella prefería quedarse en su pequeño hogar, durmiendo, comiendo, o, haciendo cualquier estupidez. Haeun no parecía cansarse, saldría del departamento junto a Sunhee, Yes or Yes.
─Haeun, detente. ─le amenazó. ─No iré, punto.
─Te lo suplico. ─se arrodilló delante de ella.
Era una petición bastante tentadora, Sunhee no tenía mucho que hacer, más que dormir. Pero no, se negaba, no quería. No debía.
─No seas tonta. ─soltó una risita cáustica. ─No iré, ya está dicho.
─¡Pero puedes cambiar de opinión! ─exclamó con una pequeña sonrisa. ─Por favor..
Sunhee seguía negándose. No podía creer lo necia que era ésta chica. Le daba lo mismo ganarse el odio de Sunhee, le insistía, sin detenimiento. La joven ya la estaba sacando de sus casillas. Muy terca le salió la amiga. Iba atrás de ella, como perro faldero, suplicando. Que dolor de cabeza era para Sunhee.
─Por favor.. ─le rogó con una mirada de perro abandonado. ─Por lo menos acompañame, ¿Sí? Sunnie.
─No, ¿Es qué tu no entiendes, chiquilla? ─gruñó.
─Ay, no me hables así. Pareces vieja amargada. ─se asqueó por las palabras.
─Uhg. Haeun, entiende.
─Por favor.. Siempre voy sola a las fiestas. ─suspiro. ─Nadie me acompaña, por favor.. ¡Haré lo que tú quieras!
Se le ablandó un poco el corazón. Debía ser penoso ir a todas las fiestas que te invitan sola. Se notaba de lejos que tenía poco amigos. Quizá era por su personalidad excesivamente positiva. O tal vez era muy hostigosa. Aburrida de tantas súplicas, terminó cediendo.
Veamos como termina esto.
─Uhg, está bien. ─sonrió agotada. ─Pero escúchame. Solo será un rato. ─Haeun sonreía victoriosa moviendo su cabeza. ─Me debes un favor.
─¡Lo que sea, Sunnie! ─se lanzó a sus brazos.
En acto, abrazo no correspondido.
El resto de la noche fue un caos, antes de la fiesta. Sunhee estaba en manos de Haeun, ella estaría a cargo del vestuario, maquillaje y todo eso. Al principio, fue difícil. Un ajetreo tremendo. Sunhee se negaba a usar vestidos. No quería parecer una 'puta' como decía ella. Estuvieron batallando por mucho en tiempo en elegir un vestido. Sunhee se quejaba que unos eran muy cortos, otros muy feos. Se excusaba con cualquier cosa. Al final se decidieron por uno negro, no muy corto, le quedaba un poco más arriba de las rodillas. Ajustado y simple. Los zapatos no fue difícil. Unos botines sin tacón, del mismo color que el vestido. El maquillaje fue otro dilema más. Sunhee se negaba a usarlo, incluso, se encerró en el baño por más de diez minutos. Al final, término aceptando, agotada por las súplicas incesantes de Haeun. Era una pesada, decía ella. Sunhee le pidió no exagerar mucho. Un poco de labial rojo, intenso. Un poco de delineador, sombra de ojos, todo color negro. Sabía que Sunhee no usaría algo muy llamativo. El maquillaje no tenía mucha ciencia, intentó maquillarla lo más simple posible. Haeun sonrió con orgullo al ver el progreso que hizo. Sunhee se veía preciosa y reluciente. Si se preocupará un poco más por verse guapa, sería la envidia de todas las chicas. Tenía un buen cuerpo, curvas notorias que debía lucir. Una hora apróximadamente duró todo ésto. Después seguía Haeun. Optó por un vestido dorado con unas lentejuelas. Le gustaba resaltar, le agradaba verse bien. El maquillaje fue simple. Era una chica bonita y no lo necesitaba mucho. Once veinticinco de la noche. La fiesta debería estar por comenzar, era un horario perfecto para llegar. Iban camino a la casa donde sería la fiesta. Era una fiesta respecto a un conocido de Haeun. Un chico de dinero que todos los findes semanas planeaba una fiesta. Una gran mayoría de personas asistía, luciendo vestidos o ropa cara. La casa estaba completamente alumbrada por luces de colores, un montón de gente estaba afuera, esperando entrar. Dos guardias estaban en la entrada, evitando el paso de algunos. Haeun le tomó del brazo y caminaron hasta allí, resaltando sus atuendos. Saludó con amabilidad a los guardias y buscó entre sus bolso algo.
─¿Qué buscas? ─le susurró.
─Las invitaciones. ─dijo. ─Eran tres, iríamos tú, Hoseok y yo. Pero se fue..
─Lo tenías planeado, ¿eh? ─se cruzó de brazos, subiendo el tono de voz.
─Si. ─le dedicó una sonrisa traviesa.
Sunhee solo se limitó a suspirar. Solo esperaba que todo ésto saliera bien, sin ningún conflicto. Al fin Haeun encontró los invitaciones y las entregó. Los guardias la revisaron u dejaron pasó a la entrada. Haeun les agradeció y nuevamente tomó el brazo de Sunhee. Sonreía como nunca antes. Entraron y la música esta altísima. El olor alcohol se hizo presente en un par de segundos. Por suerte, olor a cigarrillo no había.
Haeun saludaba tímidamente algunas personas, debido a que no las conocía pero quería hacerse la 'social'. Un chico alto y guapo venía acercándose en dirección a ellas. Sonreía ladino. Sunhee era la más incómoda con todo esto. No conocía a nadie, literalmente nadie.
─Hola bonitas. ─saludó.
─Oh, ¡Taehyung! ─exclamó, regalándole un efusivo abrazo. ─¿Hemos llegado bien?
─Claro. ─le sonrió. ─La fiesta recién comienza. ─observó el lugar lleno de gente, sin dejar de sonreír. ─Veo que no has venido sola..
─¡Está vez no! ─rió. ─Vine con una amiga, es muy simpática.
Taehyung de acercó a la mejilla de la joven y dejó un beso allí. Le sonrió nuevamente y se presentó.
─Kim Taehyung. Un gusto. ─hizo una pequeña reverencia.
─No hace falta tanta formalidad. ─no le prestó mucha atención. ─Yong Sun-hee.
─¿Yong Sun-hee? ─preguntó confundido.
─Sí, es muy simpática, ¿No crees? ─respondió.
Taehyung asintió ligeramente. Les dijo unas palabras más y se fue, dejándolas solas allí. Ambas chicas se acercaron al bar y pidieron algo para tomar. Alcohol, claro. Se sentaron en los taburetes y comenzaron a charlar tranquilamente. La fiesta iba bien, Sunhee se soltó un poco y bailó muy animadamente junto a Haeun, quien era la más feliz aquí, al ver a Sunhee así. La música sonaba y ellas se movían al ritmo de ella. En el transcurso de la noche muchos chicos se acercaron a ellas, a bailar, charlar o algo más. Todo fue normal y tranquilo, por así decirlo. A ambas se les pasó la mano con el alcohol y los efectos fueron haciendo aparición de a poco. Haeun bailaba animosa en medio de la pista, todos se incluyeron al baile junto a ella. Muchos chicos intentaron ligar con ella, como era de esperarse. Bueno, ella tampoco se quedaba atrás, les seguía el juego. Tres cuarenta y cuatro de la madrugada; Sunhee estaba en uno de los asientos del bar nuevamente, tomando otra copa. Estaba más que ebria. Hablaba sola y decía cualquier estupidez. Incluso el chico del bar se burlaba de ella. Taehyung no se había vuelto aparecer. Aunque sí, lo veía de vez en cuando bailando. Tremendo mino era. Vestía ropa Gucci, carísima. Y esa voz de macho azotador dejaba boba a cualquiera. Bueno, excepto Sunhee, no sabríamos como sorprender a esa chica. Sí, le parecía lindo, pero no pasaba los límites. Terminaba su Copa y pedía otra, y así, consecutivamente. El alcohol la tenía más que ebria. Se encaminó hacía donde estaba su amiga y comenzó a bailar, más bien, a 'perrear'. Haeun le observaba orgullosa y confundida. No sabía que Sunhee tenía ese don. No le quedó más remedio que unirse a su baile, todos las miraban expectantes. Estaban muy locas.
─Mira, ¿Qué te parece? ─le preguntó Taehyung, sonriendo pícaro.
Tremenda vista tenía, claro.
─Ay no..
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Smile, please. ©Jeon Jungkook
FanficSunhee, una chica antipática y aburrida. Jungkook, un chico animoso, engreído y atractivo, dos personas muy distintas, pero con más cosas en común. El conocerse cambiará todo, ¿pero que hay detrás de todo? Esta novela está hecha completamente por m...