Capítulo 1 [John]

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And I'll be acting out tomorrow
You'll be killing time by watching me
You're just killing time...

And I'm so sick and tired of this
I don't need to feel lonely and...
I'm just killing time

This is the way that you're making me feel

"Don't come any closer" (The Departure)


John Watson era de los que creían que, cuando algo bueno te ocurre en el día, es porque dos más vendrán también para completar los tres de la buena suerte. No se describiría a él mismo como un chico supersticioso, él simplemente prefería describirse como alguien optimista.

Por eso, luego de haber recibido la noticia de ser uno de los diez estudiantes con mayor puntaje en toda la universidad y después haber aprobado un examen de una materia que le sacaba miles de dolores de cabeza, John mostraba una orgullosa sonrisa en el rostro mientras tenía la cabeza recostada en la ventana del bus, estaba esperando la tercera cosa buena del día... aunque así fueran más de las once de la noche, pues técnicamente ese viernes aún no acababa.

Recordemos, él es optimista.

El bus estaba casi vacío, cuatro personas lo acompañaban en su camino de regreso a casa, el camino se había hecho más corto gracias al inexistente tráfico de esas horas. Su bajada estaba a tres paraderos de distancia cuando el bus se detuvo para dejar subir a un pasajero más, John no pudo evitar seguir con la mirada al joven en la calle, ¿y quién no?, con la manera de vestir de aquel desconocido cualquiera voltearía a mirarlo.

John pudo reconocer en él a aquellos muchachos relajados y, la mayoría de veces, apestando a cerveza, cigarrillos y suciedad de semanas, estos solo se paseaban en la universidad para causar problemas y hacer vida social. John los detestaba, no había peor estilo de vida que aquellos rockeros que se pasaban los días viviendo el momento sin planear un futuro seguro.

Decir que si aquel muchacho vestido completamente de negro se sentara a su lado sería una desgracia, sería una completa exageración, pero así lo sintió él. John seguía con la cabeza inclinada en la ventana, pero su mirada seguía al muchacho hasta que vio que este se dirigía a él para sentarse a su lado. O mejor dicho, se tiraba en el asiento con evidente desgano, empujando de paso a John. Sí, definitivamente una desgracia.

Hizo un gesto de molestia mientras se acomodaba en su lugar, ya estaba esperando a que los primeros malos olores llegaran a él, incluso se preparaba mentalmente para alguna clase de agresión verbal o parecida, él ya tenía experiencia con muchachos así en la universidad.

Curiosamente, luego de un minuto, John se quedó completamente extrañado, primero por no sentir ningún mal olor, de hecho, el perfume que provenía del muchacho era realmente agradable. John, quien seguía con la cabeza inclinada en la ventana, se atrevió a girar un poco el cuello y observar al extraño personaje. Los cabellos negros y rizados totalmente alborotados, un piercing en el labio inferior. Traía una chaqueta de cuero con pequeñas púas que sobresalían en los hombros, jean negro de las cuales colgaban algunas cadenas y botas negras. Traía una mochila del mismo color, lo único blanco en él era su piel pálida y los audífonos que traía puesto. Su teléfono era igualmente negro y no había despegado su vista del aparato desde que había subido al bus.

John no podía negar que era la primera vez que veía a alguien de ese estilo de vida que se veía tan bien. Tal vez había juzgado mal y no era de aquellos "rockeros de mal vivir". Sin embargo, cambió de opinión al observar la mochila del joven extraño, los pocos parches que traía cocido eran todos de bandas de Rock. Sí, ese chico debía ser como los demás busca pleitos sin futuro ni educación. Rodó los ojos y volvió su vista al camino, solo unas cuadras más y estaría a un paradero de su bajada.

Escuchó el cierre de la mochila del muchacho abrir y cerrarse, a John le picó la curiosidad y de hecho hubiese volteado a ver, pero se controló a él mismo, no quería que pensara que lo estaba observando y que de eso le busque pelea. Ya le había ocurrido antes. Observó la calle, ahora se encontraba a unas cuadras de su bajada, por lo que se sentó derecho retorciendo un poco el cuello al sentirlo tenso, tal vez por la posición en la que había estado casi todo el camino y tomó su mochila para luego levantarse.

Esos simples gestos eran suficientes para que cualquier persona sentada a su lado se levante amablemente para dejarlo pasar; sin embargo, aquel muchacho no se movió ni un centímetro. John se inclinó un poco para verle el rostro, ya que los negros rizos no lo dejaban, el muchacho traía los ojos cerrados, ¿en serio se había dormido tan rápido en tan poco tiempo?

John raspó la garganta para llamar su atención, pero no obtuvo respuesta, el bus estaba por pasar su bajada, tenía que salir ya si no quería que el conductor lo dejara en el siguiente paradero, el cual estaba a cinco largas cuadras de distancia. Sin más opción, optó por lo último que quería hacer, tocarlo y moverlo para que despertara, él no quería problemas, sabía que tocar a uno de ellos era como declararle un duelo a un guerrero. Así de mala era su experiencia con ellos.

—Oye, despierta, debo salir—

John no había logrado despertarlo con un ligero empujón, por lo que tuvo que mover su hombro ligeramente fuerte y hablarle, segundos después, el muchacho abre los ojos y levanta su rostro para mirarlo. Tal vez no recordaba los detalles, pero John sabía que había leído en una de sus clases sobre las personas con esa extraña (pero increíblemente hermosa) condición en los ojos, esa en la que, dependiendo de la luz, el color de los ojos cambiaba como si fuese magia.

En tan solo un par de segundos había logrado ver ese cambio al momento en el que el bus volteaba hacia una calle con más luminosidad que la anterior. Pudo sentir una punzada de envidia en su pecho al pensar lo increíble que sería poder provocar esa impresión en la gente con solo una mirada.

—Disculpa, debo bajar—

El muchacho no dijo nada, ni siquiera hizo algún pequeño gesto, simplemente se levantó y se hizo a un lado para que el rubio pudiera pasar. John pudo escuchar levemente la música en los audífonos al momento que pasó por su lado, no pudo identificar la canción por supuesto, pero podía estar seguro el género musical que estaba escuchando.

Caminó a paso rápido hasta la puerta y tocó el timbre, el bus acababa de pasar el paradero donde debía bajarse y parecía que no se detendría pronto, volvió a insistir con el timbre, pero recibió un reproche por parte del conductor. Tendría que esperar hasta el siguiente paradero para poder bajarse. Maldijo en su mente por ello, odiaba caminar demás a esas horas en la calle, el frío de la ciudad en esa época del año era demasiado para su gusto personal.

Alzó su mano y miró su reloj, el minutero había pasado las doce en punto dos minutos atrás. Genial, su tercera cosa buena del día nunca llegó. Curiosamente, en ese momento, el muchacho vino a su mente, se había olvidado de él por completo en esos segundos, así que volteó y lo vio subiéndose el cuello de su chaqueta de cuero, John pensó en el frío que sentirá el muchacho una vez de que este se baje del bus, por lo que no pudo evitar sentir una especie de compasión por él.

El sonido de la puerta abriéndose lo tomó por sorpresa, se había quedado observando al chico por un rato y no se había dado cuenta. Sin más, bajó del bus sintiendo el frío golpear su rostro directamente y su cuerpo tembló al instante.

Mientras el bus volvía a su marcha, John se acomodó la mochila en el hombro y metió las manos a los bolsillos, viendo con desdén las largas cuadras que tenía que caminar en medio de ese clima tan gélido. Volvió a maldecir en su mente, pero esta vez, sus maldiciones eran directamente para el extraño muchacho de negro, que si no fuera por él, John se habría ahorrado esa caminata en pleno invierno londinense.

Heartbanging [Punklock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora