La semana de exámenes finales no era de sus favoritas, no lo es ni para el más estudioso de toda la universidad, especialmente cuando los maestros no tenían piedad alguna y pedían trabajos bastante complicados que le quitaban horas de estudio. Joder, querer ser médico se le hacía complicado en esas épocas.
Se había metido a la biblioteca desde las cinco de la tarde y ya eran cerca de las diez y media de la noche, apenas había podido estudiar un par de horas, ya que la mayoría del tiempo se había dedicado a acabar un trabajo con un grupo de amigos, cosa que había sido necesario para la exposición que tendrían que presentar la próxima semana.
Se sentía cansado y leer ya no era fácil, le ardían los ojos y su cabeza amenaza con doler. Definitivamente era mejor ir a casa y descansar, repasaría un poco más en la mañana, ya que no tenía los exámenes hasta las once.
Era Martes en la noche, la gente era casi inexistente a esa hora, caminaba lentamente hasta llegar al paradero donde se sentó pesadamente a esperar el bus. Se sentía tan agotado que la idea de rendirse al sueño ahí mismo no le parecía tan mala. Sacudió su cabeza levemente para despabilarse un poco, debía soportar hasta subir al bus donde podría dormir al menos un poco hasta llegar a casa.
Fue entonces que vio una figura conocida en la acera del frente, por un momento no le tomó importancia, pero luego de recordar aquellos rizos negros, no pudo evitar asombrarse de volver a ver al chico de negro del bus semanas atrás. ¿Qué hacía ahí?, ¿él también tomaba el bus ahí? ¿sería que también estudiaba en la misma universidad? Fue extraño para él volverlo a ver, aunque, para ser sinceros, le extrañaba más el recordarlo como si hubiese sido algo especial.
Lo observó por un instante sin evitar comparar el presente con sus recuerdos de esa noche. Tenía sus audífonos puestos, la mochila al hombro y un cigarrillo humeando en su mano derecha y sí, nuevamente vestido de negro, pero esta vez, traía puesto un abrigo largo del mismo color.
John parpadeo un par de veces en su afán de no verse tan soñoliento, enderezó la espalda e inclinó su cuerpo hacia adelante descansando los codos en sus rodillas. Aunque él odiaba admitirlo, solía sentirse un poco intimidado por los chicos así, por lo que trataba de no verse tan "inocente" usando esas poses. John prefirió dejarlo de mirar antes de que se diese cuenta de su presencia, volteó ligeramente el rostro buscando con la mirada el aún inexistente bus.
Segundos después, escuchó los pasos del muchacho junto al típico sonido de las cadenas que seguramente colgaban de su pantalón, estaba apenas a unos metros de él. Poco a poco logró escuchar (ligeramente) la música terriblemente alta que sonaba en los audífonos, por lo que se preguntó el cómo era posible que los oídos ajenos puedan soportar tal estruendo sin que el dueño pareciera fastidiado ni un poco.
El extraño pasó delante de él a paso lento y se detuvo al lado, a unos metros tal vez y pudo sentir de golpe el olor del cigarrillo combinado con el ligero olor de su perfume. Una combinación que resultó de su agrado. Luego de un largo minuto, John vio como el cigarrillo caía al piso para luego ser inmediatamente pisado hasta apagarlo.
El rubio reconoció las botas negras y no pudo evitar observar más, los pantalones negros no parecían ser los mismos, ya que estos estaban rasgados en las rodillas, siguió subiendo la mirada y, como el abrigo negro estaba abierto, pudo notar una camisa de un color oscuro, no podía notarlo bien por la poca luminosidad de la calle, pero estaba seguro de que no era negra.
Pero entonces John sintió morirse cuando su mirada subió más y se encontró con los ojos del joven quien lo miraba como quien mira un insignificante insecto en el suelo. El rubio ya podía escuchar las agresivas palabras del muchacho y los muy probables puñetazos que le daría solo por haberlo mirado. Su día no podía acabar peor.
Las manos del muchacho de negro se elevaron al unísono y eso fue suficiente para que John reaccionara de inmediato y se levantara alarmado para, según él, estar listo para defenderse. De hecho, eso hubiese sido bastante útil si de verdad hubiera estado en peligro, pero el joven de rizos solo había llevado sus manos a los oídos para quitarse los audífonos.
— ¿Qué te pasa? —
La voz del muchacho era profunda, John no pudo evitar sorprenderse por ello.
—Yo... — John se sintió como un idiota —Nada, olvídalo—
— ¿Creías que te...? —
—No es nada, olvídalo ¿de acuerdo? —
John no dudó en interrumpirlo, suficiente había tenido con parecer un cachorro asustado.
El de cabellos rizados frunció el ceño y volvió a ponerse los audífonos de inmediato, John se mantuvo serio e intentó parecer indiferente y tal pareció que lo había hecho bien, ya que el joven no volvió a hablarle durante los tres minutos que tuvieron que esperar hasta que el bus por fin apareció.
John tuvo que hacerse a un lado al ver que el muchacho no se dignó a detenerse y le cortó el camino subiendo al bus primero. El rubio detestaba la actitud de ese chico, de haber sabido que se encontraría con él, habría caminado hasta el siguiente paradero. Una vez que pudo pasar su tarjeta y pasar la barra de seguridad, John caminó a grandes zancadas tratando de pasar rápidamente al muchacho quien se había sentado en el mismo lugar donde él había estado la noche que lo vio por primera vez.
Sin darse cuenta, había llegado hasta los últimos asientos, por lo que optó por sentarse en la esquina derecha del bus. Justo en el último asiento. Podía ver los negros risos frente a él varios asientos adelante.
Al principio del camino le fue difícil no dirigir la mirada a la cabeza de negros cabellos frente a él. Aquel muchacho le caía mal, pero veía en él algo interesante, era extraño y no como los demás chicos que se vestían igual, este le despertaba demasiado interés como para ignorar por completo su presencia. Pero para su suerte, su cansancio había sido más fuerte, se había quedado dormido gran parte del trayecto y no se despertó hasta tres paraderos antes de su bajada, su cuerpo prácticamente era un reloj.
Típico sexto sentido de toda persona que se ve obligada a tomar el bus tan tarde de regreso a casa.
Acomodó su cabeza que había terminado inclinada en la ventana y bostezó con ganas sin importarle que alguien lo viera. ¿Alguien?... el muchacho vino a su mente de inmediato, dirigió su mirada al frente y vio la cabeza de negros rizos recostada en la ventana. ¿Cuál será su nombre?, ¿se estará dirigiendo a su casa?, ¿qué estará estudiando?, si es que lo hace. John se hizo esas preguntas secretamente, sabiendo que jamás obtendría las respuestas. Un muchacho como él jamás podría entablar una amistad con una persona así de diferente.
Una vista por la ventana fue suficiente para saber que era hora de levantarse, tomó su mochila y caminó a la puerta, en el trayecto pudo notar que solo él y el muchacho eran los únicos pasajeros. El bus se detuvo y abrió sus puertas, John bajó y apenas pisó la acera, el frío lo golpeó en el rostro. Se acomodó la mochila y metió sus manos al bolsillo como siempre lo hacía. Le esperaban cinco minutos más de caminata y estaría al fin en casa.
Escuchó el bus volver a su marcha y no pudo evitar voltear, grande fue su sorpresa cuando cruzó miradas con el muchacho quien lo miraba desde la ventana. Decir que no le causó mucha intriga sería mentir, porque se pasó todo el camino a casa con el rostro del joven en su mente, no sabiendo si era bueno o malo. Vamos, sí que sonaba exagerado, pero John no confiaba en nadie y menos en personas así, ¿será que le había enojado que le hablase mal?, ¿o que haya insinuado que lo quería agredir? Sea como sea, al día siguiente, John decidió empezar una nueva rutina, ahora desviaría su camino y caminaría unos diez minutos extra para tomar otro bus en otro paradero.
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Heartbanging [Punklock]
Hayran KurguCon un pasado lleno de excesos, Sherlock encuentra una nueva oportunidad en John Watson, pero los planes de Jim Moriarty arrastrará a ambos a un infierno que serán obligados a enfrentar. Mi primer punklock.