Heartbanging [Punklock]

Capítulo 5 [Sherlock]

You've got me pretty deep baby,
I can't figure out your watery love,
I got to solve your mystery
You're sitting it out in heaven above...

"Submission" (Sex Pistols)

Después de esa noche en la fiesta de la universidad donde había vuelto a ver a John, Sherlock no había dejado de pensar en el rubio en los siguientes días. Ese idiota podría ser uno de esos chicos aburridos a quienes siempre despreció, pero la verdad era que le atraía muchísimo. Tal vez se había quedado fascinado por él desde esa noche en el bus, no estaba seguro, pero recién ahora lo comprendía y, por supuesto, finalmente lo admitía: le gustaba John Watson. Su mirada, su cabello, su tonta manera de vestir, sus ojos, su voz, sus labios... maldita sea, ahora podía darse cuenta de cuánto quería probar esos labios.

No había podido cruzarse con él en esos días, así que suponía que el chico debía estar ocupado, estaban justo en esa época en la universidad donde todo era trabajos y algunos exámenes, pero siendo sinceros, Sherlock había ido a la biblioteca un par de veces con la esperanza de encontrarlo ahí para observarlo de lejos, pero nunca no lo vio. Con suerte lo haría cuando las vacaciones (innecesarias para él) terminasen.

Ese día no tenía mucho que hacer y como era de esperarse, sus privilegios en el laboratorio habían sido reducidos a solo visitas supervisadas por Molly. Incluso le había tenido que entregar la llave que ella misma le había dado y las otras cuatro que tenía aparte en secreto, pero que ella sabía (lo supuso y no se había equivocado) que escondía.

Tampoco tenía su pequeño laboratorio en casa, no después de haberlo hecho estallar unos años atrás y sus padres le negaran el tener otro hasta que culminara la universidad, solo para asegurarse de que algo así no volviera a ocurrir. Lo único que hacía ese día interesante, era que tenía su primera presentación con la banda esa noche en el bar, ya que, luego de la muerte del guitarrista, la banda buscaba un buen reemplazo. Irene no había tenido mejor idea que recomendar a Sherlock y este se había negado en primera instancia, pero finalmente aceptó ser sólo uno temporal para las presentaciones en el bar. Que las presentaciones coincidieran con las vacaciones había sido un factor importante para aceptarlo, pues así podría mantenerse ocupado en esos días.

Sherlock le dio una última y profunda calada a su cigarrillo, la dejó caer al piso y la apagó pisándola, había pasado las últimas dos horas soportando la incompetencia de su profesor y compañeros de clase, por lo que ese cigarrillo había sido necesario. Aún le sobraba tiempo para ir al bar, por lo que pensó que sería buena idea inyectarse un poco antes de ir, además, la noche anterior había quedado con Mike para que se encontraran en la biblioteca y este le diera dinero al salir de sus clases. Con Jim también había quedado para que pasara por él en la universidad, así que tenía todo resuelto. Mike no saldría todavía en una hora, así que se dirigió a los baños del último piso de su facultad, que a esas horas era solitario y no salió de ahí en casi cuarenta minutos.

Esta vez no le importó si se notaba el estado en el que se encontraba, lo importante era que su cuerpo ahora se sentía mejor. Bajó las escaleras a gran velocidad con una sonrisa ladina, al salir, el viento frío no lo afectó demasiado, la droga en su cuerpo se hacía cargo de ello. Entró a la biblioteca y fue directo a su rincón de siempre, sacó sus audífonos de la mochila y dejó la misma en la pequeña mesa, acto seguido se sacó la chaqueta de cuero y la dejó caer sin preocupación sobre la mochila. Mike de seguro no tardaría en llegar, eso lo ponía de buen humor, así que se dejó caer sobre el sofá alzando sus piernas, como el mueble no era lo suficientemente largo para él, tuvo que acomodarse de tal manera que sus piernas quedaran colgando y su cabeza recostada en el apoyabrazos.

Su mente comenzó a divagar apenas la música había empezado a reproducirse, el volumen terriblemente alto no le molestaba en lo absoluto; por el contrario, lo ayudaba a desconectarse de su alrededor. "Apenas llegue Mike le pediré diez dólares... no, veinte... vaya mierda, mejor le pido cincuenta. Será una noche agitada, me vendría bien esa cantidad". En su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, se reía de él mismo y del estado en el que se encontraba. Si su hermano, "el hombre de la reina", lo viera de esa manera su reacción sería muy cómica. Tuvo que contener su risa al imaginar el ridículo gesto de indignación de Mycroft.